Ocurrió hace unos días. La fiscalía de Chicago anunció que tres adolescentes serían juzgados por violación tras abusar de una niña de 12 años (a punta de pistola y en el sótano de uno de los violadores) y compartir el video de su fechoría en Facebook. Los asaltantes, a pesar de que la niña denunció la violación a la Policía, no dudaron en publicar la grabación en sus páginas personales dos días después de abusar de ella y sodomizarla -según nota de El PAÍS-.
En los últimos meses, colgar este tipo de ‘hazañas’ y compartirlas en las redes sociales se está convirtiendo en una preocupante tendencia. El año pasado, seis jóvenes violaron en grupo a una chica de 11 años en Texas, lo grabaron con sus móviles y lo compartieron con sus compañeros de instituto.
Una adolescente canadiense se suicidó después de que una foto, en la que cuatro compañeros abusaban de ella, circulase entre su círculo de amigos.
Una californiana se quitó la vida ocho días después de ser violada por el ciberacoso que estaba recibiendo y no olvidemos a uno de los casos más mediáticos de los últimos meses, el de la violación de Steunbeville, en el que dos jóvenes fueron condenados después de abusar de una compañera y haber publicado en Facebook, Instagram y Twitter diversas fotos donde narraban cómo ‘avanzaban los acontecimientos’ de su brutal acto.
Aunque parezca inexplicable, todos estos jóvenes creían conveniente y adecuado compartir sus violaciones en las redes sociales. Después de todo, se habían hartado de ver (el siguiente link contiene imágenes que pueden herir su sensibilidad) ‘memes’ circulando o páginas específicas a favor del maltrato y abuso en Facebook.
Aunque la red social de Mark Zuckerberg tiene un equipo dedicado a censurar el material que resulte ‘ofensivo’, este tipo de fotos y grupos no se suprimían porque, según la política de empresa, no violaban sus estándares de aprobación.
Hasta hace unas horas, en la red social más popular del planeta se podía colgar la foto de una mujer golpeada con el lema No lavó los platos, crear páginas sobre Por qué las niñas indias merecen ser violadas y, sin embargo, consideraba ofensivo publicar fotos de madres amamantando a sus hijos.
Para Facebook, la violencia sexual es una broma; amamantar, una imagen problemática. Unos baremos que ahora se modificarán gracias a una campaña de ciberactivismo femenista, que ha logrado poner contra las cuerdas al gigante calforniano. ¿Cómo? Atacando directamente hacia sus ingresos con tuits como éste:
El pasado 21 de mayo varias decenas de asociaciones como The Everyday Sexism Project y Women, Action & the Media enviaron a la dirección de la red social una carta abierta en la que pedían que pusiera fin a los mensajes que aplauden comportamientos agresivos contra la mujer. En la misiva también pedían a los anunciantes (entre ellos Dove y American Express) que dejasen de publicitarse en la red hasta que no se retirase este tipo de contenido.
En pocos días, la campaña consiguió más de 60.000 menciones en Twitter bajo el hashtag #FBRape, unos 5.000 correos con la petición enviados la compañía y 225.000 firmas en change.org.
Nissan aseguró que retiraba su publicidad y desde Dove tuitearon «trabajar agresivamente con Facebook» para resolver el problema.
Facebook ha reaccionado emitiendo un comunicado en el que reconoce que sus «sistemas para identificar y eliminar discursos de odio no han funcionado» y que han tenido «criterios desfasados» que han impedido borrar estos contenidos. ¿Una respuesta demasiado tardía? Tal y como apuntan desde la web Feministing: las quejas no funcionan, «amenazar» con retirar dólares de la web de Zuckerberg, sí.