Monet vivió desde 1883 hasta su muerte en 1926 en la encantadora aldea normanda de Giverny, en una casita pintada de rosa y rodeada de jardines.
La Maison et Jardins de Claude Monet son hoy un exquisito legado en el que los aficionados al impresionismo pueden visitar rincones apreciados por el pintor.
Allí están su hogar y el estudio, decorados con cuadros y una excepcional colección de estampas japonesas.
Amante de la jardinería, Monet creó junto a la casa el Clos Normand, con parterres floridos todo el año, y el Jardin d’Eau –en la imagen–, con el estanque, el puente japonés y las plantas que inspiraron su célebre cuadro Nenúfares.
A escasos cien metros se halla el Museo de los Impresionismos de Giverny, que recopila obras de otros artistas.