Pecios, rayas, bancos de mantas, increíbles corales, delfines o tiburones son solo algunos de los tesoros marinos que se esconden bajo las aguas de muchos destinos de sol y playa. También son el reclamo de aquellos que disfrutan de sus vacaciones bajo el mar, pegados a una bombona de oxígeno. Ante el crecimiento en los últimos años de este tipo de turismo, cada vez son más los destinos que cuentan con empresas que ofrecen actividades de buceo (o diving, como ellos prefieren llamarlo) en sus costas. Ya sea con inmersiones en barco o directamente a pie de playa.
Los más experimentados disfrutan de largas jornadas a bordo de un crucero por el Mar Rojo en busca de las mejores zonas donde sumergirse. Es el llamado liveaboard que suele comenzar en Hurghada, cerca de Sharm El Sheikh. Un paraíso donde se encuentran tres importantes pecios como el Salem Express, el Giannis D o el Carnatic, además de una gran biodiversidad marina que aumenta según nos adentramos en el Mar Rojo.
La Gran Barrera de Coral, en Australia, siempre ha sido considerada como uno de los lugares más increíbles para sumergirse. 2.000 kilómetros de costa repletos de corales, arrecifes, tiburones y ballenas. También en el Pacífico se esconden tesoros como Raja Ampat, en Papua Nueva Guinea, donde se pueden divisar más de 200 tipos de peces en una sola inmersión. La República de Palaos, cuyas cuevas ofrecen increíbles efectos lumínicos; o Filipinas, donde se encuentra el tiburón zorro, uno de los más bonitos e inofensivos. La isla de Coco, en Costa Rica, fue considerada como Patrimonio Mundial. Aquí se puede disfrutar de tiburones martillos, entre otros.
El paraíso de las mantarrayas está en el Índico, más concretamente en las Maldivas. El de las tortugas, en cambio, se encuentra en Sipadan, Malasia. En el fondo marino es donde se encuentra la conocida cueva de las tortugas donde acuden a morir. Un espectáculo que, si bien es bastante triste, merece la pena conocer.