Guía de turistas entrega 200 piezas prehispánicas mayas al INAH

México, D.F.- Una importante colección arqueológica de poco más de 200 piezas, realizadas en su mayoría entre 700 y 1100 d.C., y vinculadas al desarrollo de ciudades prehispánicas mayas de la región Puuc o Serrana de Yucatán, fue recibida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) de ese estado, de manos del señor Luis Arana.

Don Luis, de 76 años de edad, recordó que su padre Héctor Arana, uno de los primeros guías de turistas de los sitios que se ubican en el Puuc, conformó este acervo hace 80 años —antes de que se creara el INAH— con objetos que le daba gente que se los encontraba y que conocían su interés por el coleccionismo. De esa manera, entre los años 30 y 60 del siglo pasado, llegaron diversas piezas prehispánicas a la casa familiar ubicada en la ciudad de Muna, cercana a la Zona Arqueológica de Uxmal.

Ahora, don Luis Arana, quien también ejerció como guía, decidió hacer entrega formal de esta colección al Centro INAH-Yucatán. Jacqueline de la Garza Gómez, jefe de Trámites y Servicios Legales de la institución, explicó que se levantó un acta de entrega-recepción de cada una de las piezas, además de realizar una descripción por lotes, de acuerdo son el tipo de material: lítica, cerámica, concha y metal.

La región Puuc o Serrana de Yucatán se localiza al sur de dicha entidad, y limita al norte con el estado de Campeche. Sus grandes extensiones de tierras fértiles influyeron en el asentamiento de un importante número de antiguos pueblos mayas. La arquitectura prehispánica de esta zona se caracterizó por la decoración de edificios públicos. Uxmal es el mejor ejemplo de este estilo arquitectónico que tuvo su auge entre los siglos VIII y X d.C.

El arqueólogo Ricardo Rodolfo Antorcha, colaborador del Proyecto Uxmal, es el responsable del registro y catalogación de estos objetos, lo que permitirá en un momento dado proporcionar información sobre los mismos, en particular, ubicar su temporalidad y posible distribución.

Pese al desconocimiento sobre el contexto arqueológico en que fueron encontradas estas piezas, el experto comentó que mediante determinadas características de su producción se puede señalar, de forma preliminar, que gran parte proceden de la región Puuc y pertenecen al complejo Cehpech, ubicándose entre finales del periodo Clásico Tardío (700-750 d.C.) y la última etapa del Clásico Terminal (1000-1100 d.C.).

De esta colección, que aún no se tiene contabilizada en su totalidad, se puede mencionar el lote de piezas de cerámica —en su mayoría de tipo pizarra (de apariencia lustrosa)— que asciende a 54, entre cajetes, platos, platos trípodes, cuencos, jarras y platos miniatura. Además, en cuanto a volumen, sobresalen los artefactos líticos.

“También hay navajillas de obsidiana negra, en este caso hablamos de un material de origen volcánico que probablemente proceda de Guatemala o El Salvador, del sur del área maya. Además de cuchillos de pedernal y de obsidiana, así como maceradores y machacadores, que fueron realizados con materiales locales, de la Península de Yucatán”, detalló el arqueólogo.

Del acervo entregado por don Luis Arana, los objetos más llamativos son un centenar de cascabeles de cobre: redondos, achatados y alargados, que debieron conformar un tipo de adorno, quizás un pectoral; se trata de un material poco común en ofrendas prehispánicas y es posible que daten del periodo Posclásico, posterior a 1000 d.C.

Asimismo, en la colección se incluyen varias cabezas pertenecientes a figurillas antropomorfas y zoomorfas, cuyo desprendimiento se debe a la fragilidad de las piezas justo en esta sección. Otro objeto interesante —anotó el arqueólogo Rodolfo Antorcha— es un caracol que fue utilizado como tintero por algún escriba o pintor, hipótesis que se desprende de algunos textos mayas prehispánicos en los que se observa el uso de estos recipientes.

Por su parte, don Luis Arana mostró interés en que estas piezas puedan regresar a Muna mediante un museo comunitario, para lo cual tendrían que hacerse las gestiones pertinentes con el municipio e invitar a otros habitantes de la ciudad que posean objetos arqueológicos, en cederlos al INAH para su registro y catalogación.

Además de este valioso acervo, don Luis conserva un sinnúmero de fotografías, cartas y mapas, entre otros documentos, varios de ellos referentes a las andanzas del conocido arqueólogo estadunidense Sylvanus Morley (1883-1948), quien además de haber excavado ampliamente en Chichén Itzá, también lo hizo en sitios del Puuc, como Uxmal.

Las misivas —dijo—, son producto de la correspondencia que mantuvo su padre Héctor Arana, con el arqueólogo Morley. Éste último solicitaba en ellas, víveres y ayuda para trasladar personas a las “ruinas”, a las que entonces todavía se accedía con dificultad. De ahí que este material podría —en un momento dado— complementar la exhibición de la colección arqueológica.