
Entre amigos y seguidores de su obra literaria, el escritor Eusebio Ruvalcaba recibió anoche un homenaje, en el Auditorio Cinco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) , que este domingo llega a su fin.
Ruvalcaba agradeció a todos los presentes por estar en el homenaje que fue idea de la FILPM y que se junta con los 20 años de la aparición de su libro Un hilito de sangre. En respuesta recibió una ovación de varios minutos por parte del público.
‘Crecí con la palabra homenaje en mis oídos, era de lo más común que mi señor padre (el violinista Higinio Ruvalcaba) recibiera homenaje, lo mismo proveniente de las instituciones que de los propios músicos; y le decían orquestas de Guadalajara, Xalapa o Mérida ´vente pronto´, aunque era muy joven tenía cabeza para juzgar que era un reconocimiento merecido’, detalló el escritor.
Abundó que ahora lo recibe él y no entiende la razón, pues cuando la editorial que le publica le hizo saber la noticia ‘yo respondí que era inmerecido, que cuando menos podía mencionar cinco escritores que se lo merecían mucho más que yo’.
Apuntó que ha escrito acerca de su padre, y ‘yo sólo quería desentrañar el uso del punto y coma, he escrito acerca de la mujer, el amor, la venganza, del alcohol y de un chico que se va de su casa, y yo sólo quería dirimir el uso del punto y seguido’.
Por su parte José Luis Martínez, director del suplemento ‘Laberinto’, del periódico ‘Milenio’, leyó una carta que escribió y que tiene como título ‘En el nombre del Padre’, que dice:
‘¿Recuerdas la última vez que nos reunimos? Fue en diciembre en la cantina El Mirador, de Rosales y Puente de Alvarado. Una cantina a la que volví después de muchos años. Ya no es lo que era, ya no está Rocío, la frágil mesera que cautivó a José de la Colina, quien le escribió un hermoso y sentido texto’, expresó Martínez.
El también periodista, abundó que ese negocio se ha vuelto una cantina ruidosa -como casi todas ahora- y con mal servicio, ‘pero nos la pasamos bien, es difícil no pasársela bien contigo, escuchando tus anécdotas, tus bromas, escuchándote hablar de tus hijos, de libros, de música, de tus padres’.
Afirmó que ‘me gusta conversar contigo no sólo por tu inteligencia y tu cultura, sino por tu voz tranquila, por esa manera de contar las cosas, sin aspavientos. Me gusta leerte en todas las revistas y periódicos en que colaboras, me gusta tu respeto por las ideas ajenas, pero sobre todo, el amor por tu padre’.
Agencia El Universal