Lo que muchos creían que no pasaría en México empieza a ocurrir: por primera vez en la historia la televisión abierta se abre a la competencia, e incluso la mayor empresa en el mercado, Televisa, está obligada a ayudar a sus rivales -según nota de BBC Mundo-.
El cambio inicia después de que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) declaró a la televisora, así como al Grupo Carso del empresario Carlos Slim, como agentes económicos preponderantes, es decir, que dominan más del 50% del mercado donde operan.
Además, el IFT publicó la convocatoria para licitar dos cadenas nacionales de televisión abierta, proceso donde no podrán participar ni Televisa ni TV Azteca, la segunda televisora más importante del país.
Es la primera vez en la historia que se realiza una licitación en este mercado, pues anteriormente las concesiones para transmitir se otorgaban discrecionalmente por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Analistas coinciden en que se trata de una decisión “histórica”, especialmente por la aplicación de limitaciones a Televisa que según la Comisión Federal de Competencia actualmente controla el 70% del mercado de televisión abierta.
«¿Qué va a pasar?, que Televisa por fin es considerada por el Estado mexicano como monopolio y se actúa en consecuencia», le dice a BBC Mundo Raúl Trejo Delarbre, académico del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La televisora reconoce que la determinación del IFT es «importante» para sus operaciones, y de hecho horas después de que se conoció su declaración como agente económico preponderante en Wall Street y la Bolsa Mexicana de Valores bajó el precio de las acciones de la televisora.
Reglas.
La calificación de agentes económicos preponderantes forma parte de la Reforma en Telecomunicaciones que se aprobó el año pasado. Esta definición se aplica a las empresas o corporativos que cuenten con más del 50% de usuarios, suscriptores o audiencia del país, o en un sector determinado de radio, televisión y telefonía fija o móvil.
A quienes se califica de esta manera deben sujetarse a regulaciones específicas a cada caso –llamadas medidas asimétricas- que pueden ser desde tarifas especiales en sus servicios, hasta la separación de las empresas que formen parte del mismo consorcio.
Con estas reglas las compañías más pequeñas pueden pagar tarifas menores a los preponderantes, además de que tienen derecho a usar su infraestructura como antenas, postes o torres de transmisión, por ejemplo.
También se establecieron normas para regular la publicidad, como el hecho de que ningún gran consorcio puede negar el acceso a los espacios en radio y televisión.
Estas medidas reducen el costo de operación de compañías más pequeñas o quienes pretendan participar en el negocio, y se puede terminar además con un problema de varias décadas:
Antes, para ofrecer telefonía móvil o transmitir una señal de televisión o radio, las nuevas empresas debían construir toda la red que requiere el servicio, lo cual es sumamente costoso. Además, en muchos casos los espacios para instalar antenas o equipo de transmisión está ocupado por las grandes compañías.
«En el fondo la decisión del IFT trata de fomentar la competencia», le dice a BBC Mundo Agustín Ramírez Ramírez, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (AMEDI).
«Pretende establecer en muy corto plazo medidas asimétricas para tratar de emparejar la cancha en el mercado de las telecomunicaciones y la radiodifusión», explica.
Las medidas asimétricas son distintas en cada caso, pues se refieren a la condición específica de cada empresa o corporativo.
En el caso de Televisa el impacto puede ser grande. Además de obligarle a compartir su infraestructura, el IFT le prohibió comprar en exclusiva los derechos de transmisión de eventos importantes, como peleas de boxeo, mundiales de fútbol, juegos olímpicos o los encuentros de las selecciones nacionales de fútbol, que suelen dejar ganancias importantes a la televisora.
Un ejemplo: la participación de la selección mexicana en el Mundial de Fútbol de Brasil 2014 es un negocio que puede generar ingresos de unos US$1.000 millones, tanto en publicidad televisiva como en la venta de artículos deportivos o consumo en restaurantes.
Otro asunto difícil para la televisora es la comercialización de sus transmisiones. «Hasta ahora Televisa solía obligar a sus clientes a comprar paquetes de publicidad. Les decía por ejemplo: si quieres anunciarte en el canal 2 está bien, pero además tienes que hacerlo en otros; eso ya no se vale», explica Raúl Trejo.
En adelante la empresa deberá informar al IFT el costo de sus tarifas publicitarias y las que cobre por el uso de su infraestructura. El Instituto también le prohíbe comprar contenido mediante los llamados «clubs de compras», es decir, un arreglo entre dos o más agentes preponderantes para adquirir derechos de transmisión de series o programas especiales.
Un elemento más que cambia el escenario para Televisa es su obligación para permitir que empresas de televisión por cable transmitan sin costo la señal de sus canales.
Es el llamado must carry, must offer que según especialistas es una de las razones por las que controla el 70% del mercado de la televisión mexicana: la empresa es la productora de contenidos en español más importante del mundo.
Así, las compañías independientes dependen de ello para mantener su audiencia y completar su programación, pues los programas extranjeros no tienen el mismo atractivo que, por ejemplo, las telenovelas de Televisa.
Dudas.
Pero la determinación del Instituto Federal de Telecomunicaciones no basta para romper los monopolios, coinciden los especialistas.
«No se trata solamente de mayor competencia, sino que genere mejores contenidos audiovisuales y que exista un beneficio directo para la audiencia», aclara el presidente de AMEDI.
El investigador Trejo Delarbre completa: «Hasta ahora la audiencia mexicana sólo ha tenido una opción o dos que suelen mimetizarse una con la otra, me refiero a Televisa y TV Azteca. Ahora habrá más opciones».
Y es que todavía no se conoce el verdadero impacto de la Reforma de Telecomunicaciones, pues depende de las leyes reglamentarias que el Congreso tiene pendientes de aprobar.
Esas próximas reglas determinarán si el mercado de la televisión mexicana se transforma, o todo se queda en el esfuerzo.