La Conferencia Episcopal Mexicana denunció en un comunicado que los gobiernos han buscado manchar el nombre de los tres sacerdotes asesinados la semana pasada, dos de ellos en Veracruz y el tercero, en Michoacán.
Tras esparcirse rumores que afirmaron que los sacerdotes de Poza Rica habían ingerido bebidas alcohólicas cuando fueron ultimados, y que el cura de Michoacán se había “encerrado” con un adolescente en un hotel, la autoridad eclesiástica exigió que “no se manche el nombre de ningún sacerdote cuando no se tienen concluidas las investigaciones”.
El portavoz de la arquidiócesis de la Ciudad de México, Hugo Valdemar Romero, dijo que como los gobiernos estatales “no pueden con las situaciones del crimen organizado, entonces criminalizan a las víctimas, los ponen a unos como borrachos y al otro como pedófilo, como dando a entender que los crímenes no son por el crimen organizado sino por situaciones de su conducta inmoral, lo cual ha quedado demostrado que no es así”.
inf. /Teléfono Rojo