INAH investiga a los jesuitas del Nayar

México.- La Provincia de San Joseph del Gran Nayar fue el último proyecto de evangelización de los jesuitas en la Nueva España, el cual durante 45 años desarrolló un régimen de misión y presidio particular, para erradicar la idolatría.

Así lo reveló Laura Magriñá, experta del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Nayarit, quien se ha dedicado al estudio de los coras y expuso los resultados de sus investigaciones en el Primer Encuentro Internacional ‘La expulsión de la Compañía de Jesús de Latinoamérica’, realizado en el Museo Nacional del Virreinato.

En un comunicado se informó que durante su participación en dicho encuentro, la especialista mexicana detalló que a través de sus investigaciones analiza la convivencia entre indígenas y jesuitas que se dio a partir de 1722 y hasta 1767.

Asimismo, la etnohistoriadora explicó que a partir de la estas averiguaciones logró reconstruir la historia y las vicisitudes por las que pasaron los religiosos durante su expulsión, además de que profundiza en la labor realizada en esa región de difícil acceso de la Nueva España.

Magriñá puntualizó que en la Nueva España, la salida de la Compañía de Jesús del Gran Nayar se debió a su lejanía y difícil acceso; «ocurrió entre el 23 y el 26 de octubre de 1767. Para esas fechas sólo había siete sacerdotes en lo que hoy es Nayarit’.

Agregó que ‘todos fueron convocados para acudir de manera inmediata a la Santísima Trinidad, una de las ocho misiones de la región, donde a las cuatro de la mañana del 26 de octubre llegó un juez acompañado de la tropa militar» , narró la investigadora.

Los religiosos salieron rumbo a Guadalajara el 1 de noviembre y el 29 del mismo mes zarparon de Veracruz en la fragata «El Buen Suceso» rumbo a La Habana, Cuba, y luego a Cádiz, España. Llegaron a Europa el 30 de junio de 1769.

La especialista comentó que los 45 años que estuvieron presentes los jesuitas en las misiones del Gran Nayar no fueron suficientes para lograr su principal objetivo de evangelizar a los coras, cambiar su cosmovisión y desterrar la idolatría, ya que los indígenas continuaron practicando sus rituales a escondidas.

Añadió que los coras terminaron adaptando las costumbres católicas a sus creencias, «la mantuvieron, la practicaron y la transmitieron. De esta manera, las imágenes que llevaron los jesuitas siguieron teniendo un valor equivalente al de sus deidades prehispánicas; por ejemplo, la Virgen de Guadalupe para ellos era en realidad la Madre Tierra» .

De acuerdo a la etnohistoriadora del INAH, una de las razones fundamentales por las que la evangelización no se concretó fue la lengua; en el transcurso de los 45 años asistieron al Nayar alrededor de 30 jesuitas, de los cuales muy pocos aprendieron el cora, y los que lo hicieron no lograron hablarlo correctamente, además para la buena confesión se necesitaba un conocimiento profundo del lenguaje indígena.

Respecto al misionero más destacado, Magriña informó que fue el padre Joseph Antonio de Ortega, ya que fue el jesuita que permaneció más tiempo en las misiones de la Provincia de Nayarit (de 1727 a 1754) , y quien en el momento de la expulsión estaba en el Colegio del Espíritu Santo, en Puebla de los Angeles.

Su labor fue fundamental en el conocimiento y difusión de la lengua cora en el contexto linguístico mundial, a través de los estudios de Lorenzo Hervás y Panduro.

A la labor de Joseph Antonio de Ortega, mencionó la etnohistoriadora del INAH, se sumó la de Andrés Cavo, quien al momento de la expulsión se hallaba en la misión de la Santísima Trinidad.

Laura Magriñá refirió que el mismo día que se fueron los jesuitas de las misiones del Nayar, volvieron los franciscanos para retomar la labor evangelizadora, pues antes que la Compañía de Jesús, la orden franciscana ya había estado, en el siglo XVI, en esta región para realizar la tarea de conversión religiosa, aunque sin éxito.

‘Con el regreso de los franciscanos si bien siguieron las mismas prácticas religiosas y el sistema misional continuó funcionando, en realidad había muchos problemas: las comunidades se confundieron, tuvieron la sensación de que ‘el mundo se iba a acabar’.

Los religiosos tardaron en adaptarse a la región, además, los tres primeros meses los franciscanos recibieron un sueldo de la Real Hacienda, pero luego les dejaron de pagar» concluyó la especialista.

En el Primer Encuentro Internacional La expulsión de la Compañía de Jesús de Latinoamérica, también se dieron cita especialistas de Argentina, Brasil, Guatemala, Estados Unidos y México.

Agencia El Universal