De carácter público, la Ceramoteca Eduardo Noguera Auza, repositorio que permitirá difundir entre la población la importancia del rescate, la conservación y la investigación arqueológica en torno al acervo cerámico, fue inaugurada en el Centro INAH Puebla.
Ubicada en la zona histórica de los Fuertes de Loreto y Guadalupe, este espacio ofrece acceso gratuito a investigadores, estudiantes y, en general, a todos los interesados en conocer el amplio abanico de tiestos y piezas completas de cerámica, lítica, concha, mayólica, madera e incluso fragmentos óseos que resguarda el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La arqueóloga Elisa Pérez Alemán, responsable de la ceramoteca, comentó que si bien existen otros repositorios de este tipo en el país, la diferencia reside en que aquellos responden a proyectos específicos o sólo están disponibles para arqueólogos y académicos, mientras que el de la capital poblana es el primero de carácter público.
“Contamos con un área para exposiciones temporales, mesas para la consulta de investigadores y grupos escolares, así como una bodega con 23 pasillos de anaqueles y material prehispánico de Cholula, Atlixco, Tehuacán, Izúcar de Matamoros y otros sitios, junto con muestrarios de San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas y el área maya, así como fragmentos cerámicos del periodo virreinal”.
Las piezas prehispánicas, aunó, abarcan del periodo Preclásico (2500 a.C.-200 d.C.) al Posclásico (900-1521 d.C.), y entre ellas sobresalen recipientes con imágenes de Camaxtli (deidad tlaxcalteca y huejotzinca de la guerra), un incensario con sellos alusivos al dios mexica Tezcatlipoca, así como vasijas trípodes, ollas y cajetes en miniatura de la famosa cerámica naranja delgado; estos últimos rescatados por el investigador suizo Mattias Mollet, en Ixcaquixtla, Puebla.
“Tener objetos de índole ritual, doméstico y ornamental, permite mostrar al público cuál era el contexto y la importancia de cada uno, o cómo variaba el decorado de una vasija destinada para el señorío, a una hecha para el uso de los campesinos”.
La vasta colección de tepalcates se utilizará para exposiciones temporales, como la titulada Testimonios de identidad. Del sitio al señorío de Huejotzingo, organizada por la investigadora Lucero Morales Cano, quien junto con un equipo de restauradores, analistas y diseñadores gráficos, colabora también en la ceramoteca.
De acuerdo con la arqueóloga Elisa Pérez, las 50 piezas huejotzincas que integran la muestra no sólo tienen un alto valor histórico, sino que contribuyen a concientizar a los visitantes sobre la importancia de rescatar material cerámico.
“En muchas comunidades es común que agricultores o albañiles encuentren tiestos al excavar o incluso a nivel de superficie, por eso queremos crear alianzas con autoridades municipales, y crear conciencia para que se sientan orgullosos de sus raíces, sepan cómo notificar los hallazgos y, sobre todo, conozcan que su contribución servirá para generar un conocimiento valioso del pasado”.
Además de objetos prehispánicos, el repositorio cuyo nombre honra al arqueólogo Eduardo Noguera Auza (1896-1977), pionero en el estudio de la cerámica mesoamericana), también preserva fragmentos de mayólica virreinal rescatados en la década de 1990 durante la remodelación del Paseo del Río de San Francisco, en el Centro Histórico de Puebla.
Asimismo, de dicha zona urbana proceden piezas de porcelana Dehua fechadas hacia el siglo XVIII y descubiertas en 2014 por los arqueólogos Eladio Terreros y Nogami Takenori. Estos objetos, hasta hoy fabricados en exclusivos talleres de Japón y la provincia china de Fujian, eran introducidos a la Nueva España por el Galeón de Manila, por lo que tuvieron gran influencia en el desarrollo de las artesanías poblanas.
La Ceramoteca Eduardo Noguera Auza se ubica en la sede del Centro INAH Puebla (Avenida Ejército de Oriente s/n, Centro Cívico 5 de Mayo, Calzada de los Fuertes), abierta de lunes a jueves, de 9:00 a 14:00 horas.
El único requisito de acceso es hacer una solicitud previa en la oficina del INAH en Puebla, en la que se exponga el motivo de la visita, el número de personas, ocupación, edad y tiempo estimado para su recorrido, porque a partir de estos datos se seleccionan las piezas de mayor relación con el motivo del visitante; se busca así dar un recorrido ameno en información y tiempo los asistentes.