Tegucigalpa, Honduras. — A más de tres semanas de celebradas las elecciones generales en Honduras, el país continúa sin conocer oficialmente al próximo presidente, en medio de un clima de tensión política, denuncias de irregularidades y un escrutinio especial que mantiene en suspenso el resultado final.
Las votaciones, realizadas el 30 de noviembre de 2025, definieron cargos clave como la Presidencia de la República, el Congreso Nacional, alcaldías y representantes al Parlamento Centroamericano. Sin embargo, la cerrada competencia presidencial y los problemas en el sistema de conteo han retrasado la declaratoria oficial.
Según los resultados preliminares, el candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura, mantiene una leve ventaja sobre Salvador Nasralla, del Partido Liberal, con una diferencia mínima de votos. En tercer lugar se ubica Rixi Moncada, candidata del partido oficialista Libertad y Refundación (LIBRE). La estrechez del margen ha obligado al Consejo Nacional Electoral (CNE) a realizar un escrutinio especial y recuento manual de miles de actas que presentan inconsistencias.
El CNE ha informado que el proceso podría extenderse hasta finales de diciembre, fecha límite para oficializar los resultados. Mientras tanto, distintos sectores políticos han cuestionado la transparencia del proceso, denunciando fallas técnicas, retrasos injustificados y presuntas irregularidades durante el conteo.
La incertidumbre ha provocado protestas y movilizaciones en varias ciudades del país, así como llamados de la comunidad internacional a respetar el orden democrático y garantizar un proceso electoral transparente. Observadores han manifestado preocupación por el impacto que la prolongación del conflicto electoral podría tener en la estabilidad política y social del país.
Honduras no contempla una segunda vuelta electoral, por lo que el candidato que obtenga la mayor cantidad de votos válidos será declarado ganador, aun cuando la diferencia sea mínima. En ese contexto, el resultado final dependerá del escrutinio de las actas impugnadas, lo que mantiene al país en una etapa de expectativa y tensión.
Mientras avanza el recuento, la ciudadanía permanece atenta a una resolución que permita cerrar el proceso electoral y definir el rumbo político de Honduras para los próximos años.

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