Elogían labor literaia del fallecido escritor; Raúl Padilla López aseguró que los libros del novelista, poeta y periodista, representan un espejo de la humanidad
Con la lectura de fragmentos de la obra del autor a cargo de seguidores de su trabajo literario, y la presencia de su viuda, Pilar del Río, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara rindió anoche un homenaje a la memoria del escritor portugués José Saramago (1922-2010).
En el acto, el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, dio la bienvenida a los presentes, en especial a Del Río, y aseguró que los libros del novelista, poeta y periodista, representan un espejo de la humanidad.
Acompañado de autores como Juan Gelman y Guadalupe Loaeza y más de una centena de asistentes que llenaron el Salón 1 de la Expo Guadalajara, el promotor cultural elogió la labor literaria del Premio Nobel de Literatura 1998.
Destacó que de tal envergadura fue su interpretación de lo humano que las inteligencias y emociones de millones de lectores, de las más diversas culturas y edades alrededor del mundo, »conseguimos entender algo más sobre nosotros mismos a través de su obra».
Dijo que Saramago fue un hombre que siempre se mantuvo en pie de lucha, exponiendo a quienes quisieran escucharlo la necesidad de formarse una conciencia crítica y auténtica; denunció las muchas injusticias que a diario se cometen y propuso estrategias para un mundo más amable e igualitario.
Subrayó que poco más de cinco meses de su muerte, se ha perdido no a un hombre sino a un autor universal, aunque aseguró que su legado sigue vivo.
A su vez, Pilar del Río, también periodista, desmembró un par de las virtudes de su compañero de vida.
En los tres últimos años de vida, tocado por la enfermedad, escribió tres libros, recordó al tiempo que refirió que el amor de Saramago por la literatura persistió, incluso cuando la medicación le impedía sentir el tacto de las teclas de la máquina de escribir.
Por lo que hace a las obras inconclusas del escritor, destacó una novela sobre un fabricante de armas, pensado a partir de un verso del poeta español Gil Vicente que se titula A la bardas a la bardas, espingargas, espingaras, que en realidad se trata de armas.
»Se refiere a la fabricación de las armas, tiene que ver con esa industria, pero no visto desde el punto de vista de los grandes industriales, de los traficantes, sino visto desde los buenos fabricantes», expresó.
En su oportunidad, el vate argentino-mexicano Juan Gelman, Premio Cervantes de Literatura 2007, celebró el homenaje y calificó la muerte de Saramago como una perdida enorme.
El colega y amigo del escritor portugués centró su discurso en cómo Saramago escribió una carta al presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, para interceder en la búsqueda que Gelman hacía de su nieta en ese país, robada durante la dictadura en su país de origen.
En una larga sesión, también fueron leídos textos de autores como Juan Gelman, Alberto Ruy Sánchez, Ignacio Padilla, Angeles Mastreta, Sergio Ramírez y Laura Restrepo, entre otros, en los que referían su aprecio por el autor de obras como El Evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera.
Los lectores de estos escritos dieron cuenta de la opinión de los autores sobre Saramago, donde recordaron al hombre lucido, a la figura, al »magnífico amigo que fue de esta feria».
Así, la FIL recordó con cariño a uno de los escritores más ilustres que ha dado Portugal y el mundo en el siglo XX.
Agencia El Universal