José Aranda, solicita trabajo al exterior de la Catedral Metropolitana

Ciudad de México.- Con una mochila cargada de herramientas, José Aranda Elías es uno de los mexicanos que solicita trabajo al exterior de la Catedral Metropolitana, en el primer cuadro de la ciudad de México.

A sus 66 años, Don José como lo llaman, ofrece servicios de carpintería, tabla roca y barnizado.

Cinco veces a la semana se da cita en las rejas de Catedral con la esperanza de encontrar “algo” que ayude a solventar los gastos de la casa para mantener a su compañera de vida, Delfina Tufiño Rivera.
Sentado, con una sombrilla en mano para sortear el intenso sol, José relata que fue el “hambre y la necesidad” lo que lo orilló a instalarse afuera del recinto católicos del Zócalo capitalino.

“No tenía para comer ni para pasajes, salí con mi mochila a buscar trabajo”. Ante una fallida cita en el Palacio Nacional fue como encontró el sitio en el que desde hace más de 20 años oferta sus servicios.

“Mi necesidad era tanta que llegue antes. Pasaron las nueve, las diez, las once, y nunca llegó, así que con mucha tristeza agarré mi caja, caminé y me paré junto a unos señores que buscaban trabajo, entonces me preguntaron de qué la giras”, relató.

Así, José, padre de tres hijos y habitante del municipio de Chimalhuacán, en el estado de México, arribó al primer cuadro de la ciudad. Recuerda que aún sin tener un cártel que anunciara su oficio, llegó el primer cliente.

“Órale maestro, ya está el cliente”, le anunció uno de sus compañeros, mientras él buscaba un cartón y un plumón que le ayudara a escribir su oferta.

José, relató, que esa primera “chamba” fue para realizar algunos arreglos en oficinas. Por ello cobró 30 mil (viejos) pesos, hace más de dos décadas.

Sin embargo, antes de iniciar con el trabajo, explicó “al patrón” que trabajaría pero que necesitaba un adelanto pues el hambre lo agobiaba. “No vaya a pensar que soy abusivo, pero tengo hambre y quiero ver si me adelanta algo”, argumentó.

Y así, recibió como adelanto 2 mil pesos, con los que además de utilizar para su pasaje, compró un pan de caja y un pollo rostizado que compartió con su familia.

Aunque la situación es difícil, pues hoy “no hay trabajo como antes”, José Aranda asegura que desde este espacio ha podido alimentar a su familia.

“Nunca me he dado por vencido, porque yo digo que es muy cobarde aquella persona que dice no puedo”.

Asegura que anunciarse en persona desde la reja de Catedral le ha permitido tener clientes “con dinero” y otros “más o menos”. El secreto, dice, es trabajar bien y ser honrado. Hoy, José es buscado y recomendado por aquellos que han tomado sus servicios.

Asimismo, detalló que algunos le tienen tanta confianza que hasta le encargan su casa. “Don Pepe ahí le encargo la casa”, me dicen.

Aunque hay días que no hay nada. Esos días el apoyo de su pareja le ayuda a no claudicar: “Mi vieja me pregunta, cómo te fue y le respondo no hubo nada. Vente, siéntate, vamos a comer me dice ella”.

Con el oficio de carpintero, que ha ejercido por más de 36 años, Don José logró “sacar adelante” a su madre, nueve hermanos, esposa y a sus tres hijos, además pudo comprar un terreno.

“A todos los saque adelante con mi oficio, luego compré un terrenito y junte dinero para fincar”, detalló orgulloso.

Jose Aranda se ubica en las afueras de la Catedral con un letrero en el que se lee “Carpintero, barniz, tablaroca” además de sus servicios ofrece calidad, confianza y buen trabajo.

Agencia El Universal