A ocho años de la muerte de Juan Soriano (Guadalajara, Jalisco, 8 de agosto,1920- Ciudad de México, 10 de febrero, 2006), aún hay muchos aspectos que descubrir en su obra artística, por ejemplo, la capacidad que tenía para reinventarse. El escritor Sergio Pitol, cercano amigo del llamado Niño Eterno cuenta que a mediados de los años cincuenta, Soriano pasó del arte figurativo al abstracto de un modo natural. “En su caso, nació como la conclusión de un estallido de libertad y de inmensa fe en la pintura”.
En el texto Juan Soriano. El viaje y sus treguas, Pitol explica que el fervor que Juan Soriano tenía por la composición encontró en la corriente abstracta un cauce próximo a su temperamento. “Hacia el final de los sesenta, empezó a decaer ese entusiasmo. Comenzó a perder tensión en lo que hacía y temió que su trabajo se transformara en mera decoración”.
Esa etapa es justamente de la que dará cuenta la exposición Juan Soriano. Abstracción en libertad, que será inaugurada el 10 de febrero en la Biblioteca de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), la cual está integrada por 30 piezas, entre pinturas, esculturas y dibujos, creados en el periodo de 1955 y 2005.
Marek Keller, compañero de muchos años del artista y director de la Fundación Juan Soriano y Marek Keller A. C., indica que es muy significativo que la muestra sea inaugurada el mismo día que Soriano murió, en el año 2006, porque es una oportunidad para seguir recordándolo y apreciando su trabajo.
“Son ocho años sin Juan y el tiempo se ha ido rapidísimo. Estoy seguro que él estaría muy contento porque se han hecho muchas exposiciones, se han mostrado sus pinturas, sus dibujos y por supuesto las esculturas. Ahora la exposición en el la Biblioteca de las Artes del Cenart, en la galería que por cierto lleva su nombre, ofrecerá la oportunidad de conocer a un Soriano que incursionó en la abstracción”, explicó en entrevista Keller.
La muestra incluye cuatro de los muchos retratos que Soriano le hizo a su entrañable amiga Lupe Marín. Durante un par de años Juan se obsesionó dibujando y pintando a quien fue esposa del pintor Diego Rivera. “Pinto muchos cuadros, algunos enormes, y centenares de dibujos, de esbozos, de apuntes. En la ejecución de esos retratos, Soriano resumió su pasado entero: la perfección de los retratos de años anteriores y la libertad descubierta en Roma. El resultado fue deslumbrante y constituye uno de los grandes hitos de la historia plástica mexicana”, refiere Sergio Pitol.
Juan Soriano. Abstracción en libertad, incluye algunas obras que no habían sido mostradas en una exposición, como “Batalla de amor” (1960), un cuadro del cual Soriano le había contado a Keller, pero desconocía su paradero. Hace poco tiempo, la Fundación Juan Soriano y Marek Keller adquirió esa obra que salió a la venta a través de una subasta de la casa Sotheby’s, en Estados Unidos.
“Es muy difícil olvidarse de él, imposible. Pero dejó obra y mi papel y mi vida es hacer las exposiciones y ocuparme de sus obras. Es lo que he hecho durante más de 30 años, así que en el fondo mis actividades no han cambiado, sólo falta la presencia de Juan. Él era muy especial porque si se acercaba la inauguración de alguna exposición, para salir de la casa y asistir al evento le daba mucho trabajo, para no decir mucha flojera. Siempre me decía: qué flojera que tengo que salir en vez de estar pintando tranquilo en mi estudio. Pero siempre iba y cuando estaba con la gente era un gozo porque hablaba mucho con todos, siempre había algo interesante, firmaba catálogos y era muy amable”, recuerda Keller.
Juan Soriano y Marek Keller se conocieron en 1975, en París. Según cuenta Elena Poniatowska en su libro Juan Soriano. Niño de mil años (1998), Marek era un cantante y bailarín que salió de Polonia a los 23 años de edad y fue, de alguna manera, quien le organizó la vida al pintor, quien estaba a punto de la quiebra por no saber cómo cobrar a todos los que les había vendido obra.
Juan Soriano nació el 18 de agosto de 1920 en Guadalajara, Jalisco. Su verdadero nombre fue Juan Francisco Rodríguez Montoya, pero desde niño fue conocido como Juan Soriano, por el segundo apellido de su padre, un revolucionario llamado Rafael Rodríguez Soriano. Su madre fue Amalia Montoya, quien como soldadera se fue a seguir al padre de Juan durante la Revolución Mexicana.
Soriano contaba que creció rodeado de 13 tías, entre las que incluía a su abuela paterna Rosita, sus hermanas Martha, Cristina, Rosa y Carolina, su madre y su nana, Mary, quien para entretenerlo cuando era niño, le moldeaba animalitos con masa. A Juan le gustaban tanto que no quería comerlos de lo lindos que le parecían. “Tal vez ahí me nació el amor por esculpir”, decía.
Sus amigos lo recuerdan como un hombre que tenía un gran temperamento, fuerza y vigor instintivo que siempre entregó a su obra plástica. “Compartir la vida, viajar, esforzarte por comprender el mundo, encontrar tiempo para leer, repetir mil veces un dibujo, un cuadro que no me sale, eso es lo que yo busco en la vida”, decía Soriano.
El artista jalisciense murió a la edad de 85 años en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, el 10 de febrero de 2006, las 05:10 horas, a causa de un paro cardiaco mientras dormía. Había ingresado al nosocomio la noche del 25 de enero, en donde le diagnosticaron un cuadro neuroinfeccioso y una severa deshidratación. Antes de ser incinerado, recibió un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes, donde la nutrida asistencia de la comunidad artística reflejó el gran cariño que se le tiene.
La exposición Juan Soriano. Abstracción en libertad, se presenta en el contexto del vigésimo aniversario de la apertura del Centro Nacional de las Artes. La inauguración se llevará a cabo el 10 de febrero, a las 19:00 horas, en la Biblioteca de las Artes del Cenart, ubicado en Río Churubusco No. 79, esquina Calzada de Tlalpan, colonia Country Club, cerca de la estación del Metro General Anaya. El horario de visita será de lunes a domingo de 9:00 a 19:00 horas y la entrada será libre