Para el escritor Juan Villoro la literatura sirve para transmitir símbolos mágicos y mejorar nuestra realidad, toda vez que el ser humano se desenvuelve en dos realidades: el mundo que nos consta y el imaginario, el que se puede leer y que enriquece de manera significativa nuestra experiencia.
Al dictar la conferencia magistral La aventura de leer, en el XIV Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, el connotado escritor aseguró que la literatura es una forma de la felicidad y que el mundo nos resultaría incompleto sin la lectura, la cual además de enriquecer el intelecto, nos permite soñar e ilusionarnos, conectarnos con otras personas, sensibilizarnos, tener experiencias lejanas e identificarnos con el sufrimiento.
Ante bibliotecarios de todo el país, Juan Villoro, figura emblemática de nuestras letras, recordó que lamentablemente no es fácil que una persona adquiera el hábito de la lectura, pues no es común que alguien amanezca repentinamente con las ganas de leer.
Por ello, destacó que la lectura más que enseñarse, debe contagiarse con un soplo de curiosidad y el entusiasmo de una persona que recomienda un libro como, reveló, le pasó a él mismo en su juventud, cuando un amigo le sugirió la lectura de De perfil, de José Agustín, con el cual, de inmediato se identificó.
En este contexto, indicó que la literatura es una compensación imaginaria de la realidad, que nos ayuda a imaginarnos a nosotros mismos si leemos, pues los libros son como espejos para conocernos de otra manera.
Juan Villoro celebró el papel de los bibliotecarios, pues se trata de uno de los trabajos más nobles, ya que son los intercesores entre los libros y la gente y es que lo más importante de los libros, son las manos que los reciben.
Consideró que los bibliotecarios crean redes solidarias que fomentan la aventura de leer, ya que fungen como tejedores que articulan los libros y los llevan a nosotros en las bibliotecas, que más que depósitos de libros, apuntó, son depósitos de vidas.
El autor de El libro salvaje señaló que las bibliotecas albergan las vidas de quienes han escrito los libros, los cuales están dormidos hasta que no reciben el soplo del lector, que es quien los revive.
En este sentido, explicó que las bibliotecas también son una especie de “almarios”, pues resguardan el alma no sólo de quienes escriben los libros sino también de quienes los leen.
En cuento a los nuevos formatos digitales, Juan Villoro advirtió que no deben ser despreciados, pues brindan a los libros diversas posibilidades interactivas que enriquecen la lectura.
Además, dijo, los libros digitales son útiles pues ahorran espacio e impiden que sean destruidos los bosques, sin embargo su existencia no implica que los libros impresos vayan a desaparecer.