Kenia…y sus parques míticos

Pocos lugares del mundo combinan la naturaleza, la historia y la aventura como Kenia. Ha pasado menos de un siglo desde que los imperios europeos que se repartían África oriental dejaran paso a un país independiente, pero el espíritu romántico de la época de los exploradores sigue emanando de cada rincón. Es lo que se conoce como «La llamada de África».

El bullicio de Nairobi, la capital, desaparece al poco de iniciar el recorrido por los parques más asombrosos de Kenia. La primera etapa son las reservas de Samburu, Shaba y Buffalo Springs, emplazadas 320 kilómetros al norte, en un territorio que en tiempos de la colonia británica se conocía como Reino de los Espinos.

Hasta hace unos años se necesitaban ocho horas para llegar a Samburu, pero la nueva carretera (financiada por China) ha reducido a poco más de la mitad el trayecto.

Atravesando las fértiles tierras altas de los montes Aberdares, la carretera cruza la línea del Ecuador y discurre entre extensiones de bosques y llanuras hasta mostrar el perfil del monte Kenia (5.199 m), con su cumbre coronada por nieves perpetuas. Esta montaña de tres picos es la máxima altitud del país y la segunda de África después del Kilimanjaro (5.895 m), situado en territorio tanzano.

Un desvío a la izquierda de la carretera asfaltada y toda la magia del África salvaje aparece de inmediato. Los relieves rotos ofrecen inesperados miradores sobre un paisaje punteado por grupos de herbívoros que se mueven al unísono. Éste es el territorio de los samburu, un tribu de guerreros y pastores nómadas hermanados con los masai.

Sus espigadas siluetas envueltas en mantas de color rojo avisan de que se ha entrado en la Reserva Nacional de Samburu. Una parada en una manyata (chozas rodeadas por una cerca de espinos) demuestra su hospitalidad y también el sentido comercial que han ganado gracias al flujo de turistas, a quienes ofrecen adornos elaborados por las mujeres, telas y lanzas talladas por ellos mismos.