Intervenciones a edificios de valor histórico como el Centro Cultural de España, el rescate del Monumento a la Revolución, la remodelación del Museo Rufino Tamayo y la Cineteca Nacional, y el conjunto de bibliotecas que dan lugar a la Ciudad de los Libros y la Imagen, son algunos de los proyectos que se podrán conocer con la exposición Cultura en construcción que se exhibe en la 13 Exposición Internacional de Arquitectura de La Bienal de Venecia.
La muestra que podrá visitarse de martes a domingo de las 10:00 a 18:00 horas hasta el 25 de noviembre, en el Pabellón de México localizado en la Antigua Iglesia de San Lorenzo en Venecia, Italia, reúne 13 de las intervenciones más recientes en el patrimonio arquitectónico mexicano realizadas en centros culturales, bibliotecas, museos, galerías, cinetecas, plazas, parques y demás espacios para la cultura, avanzando, por analogía, a lo que será el rescate de la Iglesia de San Lorenzo.
El concepto de las intervenciones se exhibe a través de fotografías, planos y gráficas con texto en donde se explica la naturaleza del proyecto, las cuales son acompañadas por videos con entrevistas realizadas a los arquitectos y otra serie de imágenes del proceso de restauración o construcción de cada uno de los proyectos.
“Este año el gran protagonista del evento es el edificio de San Lorenzo. En este sentido, fue un cálculo muy preciso y profesional del curador Miguel Adriá buscar que estos 13 proyectos emblemáticos del trabajo de los arquitectos mexicanos de alguna manera fueran el espejo de lo que está sucediendo con la restauración y adecuación de los espacios de la Iglesia de San Lorenzo, lugar que México propone recuperar para convertirlo en un espacio para hacer cultura”, detalló en entrevista con Conaculta Gastón Ramírez Feltrín, comisario del Pabellón Mexicano.
Otros de los proyectos que también podrán conocerse a través de la muestra, abierta al público este 29 de agosto, son las instalaciones contemporáneas a viejos galpones y bodegas convertidos en espacios para el arte como la Tallera Siqueiros de Cuernavaca y la Galería Kurimanzutto. También los equipamientos culturales a jardines y parques urbanos como el Museo Laberinto de las Ciencias y las Artes de San Luis Potosí y el Jardín Botánico de Culiacán.
“Quien viene al pabellón mexicano lo hace ex profeso, ya que los invitados se toman el tiempo y la energía para llegar hasta él y visitarlo. En términos cualitativos es una operación maravillosa porque tienes un flujo constante de gente que está interesada en México y eso es fantástico. En este sentido somos muy afortunados ya que al cierre de hoy estamos a dos mil 437 personas que han visitado el espacio”, añade el también artista y comisario del Pabellón Mexicano en la edición 2011.
Un factor importante que permitió este flujo -destacó- se debe a la expectativa que generó en los vecinos la apertura de la iglesia después de estar cerrada por casi 30 años. Las cuales se pueden resumir en tres reacciones.
“Desde el arquitecto que está participando en la bienal que entra y nos dice `sabes que, este intento debería de ser valorizado hasta para ganar un premio porque es importante lo que México está haciendo´, pasando por la viejita que con bastón entró, recordó que cuando era niña fue y que ahora regresa con sus nietos y se puso a llorar y casi nos rompió el corazón a todos, hasta el espectador medio, el turista, que de repente pasó por ahí y dijo ¡wow! esto es México y lo ve tan cercano a él que no sabe si está en México o en Venecia”.
Finalmente, el comisario también detalló que debido a los trabajos de restauración del inmueble se decidió realizar el pabellón en la parte externa de la iglesia y que por decisión curatorial se utilizaron sólo materiales que tienen que ver con las obras negras.
De esta forma, toda la estructura del pabellón está adosada a la fachada de la iglesia y se creó un corredor de 18 metros de largo por seis de altura recubierto por una lona como si fuera una obra negra, la cual tiene una franja de color que de alguna manera “pinta” de colores el pabellón.
“Tenemos un túnel de 18×3 metros y en uno de los muros está la lona con todos los proyectos que siguen esta idea de la franja de color en donde están explicados y documentados cada uno de ellos.
“Así el primer impacto cuando llegas a San Lorenzo es ver que un tercio de la fachada de la iglesia tiene estos colores enormes y una vez que entras puedes disfrutar de cada uno de estos proyectos, escuchar y ver videos, y posteriormente, entrar físicamente a la iglesia para gozar de esta magnificencia, lo que provocará en ti un casi momento litúrgico o espiritual muy importante”.