A la edad de 81 años (1933-2014), la antropóloga física María Teresa Jaén Esquivel falleció el pasado fin de semana en la Ciudad de México.
María Teresa Jaén ingresó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1959, siendo estudiante, con plaza de practicante en Ciencias Histórico-Geográficas. A partir de 1964, año en que se creó el Departamento de Antropología Física del INAH, hoy Dirección de Antropología Física, recibió el nombramiento de profesora investigadora de tiempo completo.
La especialista nació en David, Chiriqui, Panamá, el 4 de julio de 1933. Realizó sus estudios de maestra normalista en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, y una vez concluidos, vino a la Ciudad de México donde cursó la Maestría en Ciencias Antropológicas con especialidad en Antropología Física.
En 1962 presentó la tesis de grado, enfocando su trabajo a un tema craneológico: Comparación de los métodos para estimar la capacidad craneana. En 2012 presentó su examen doctoral titulado Condiciones de vida y salud en una comunidad religiosa de la Ciudad de México, en los siglos XVI al XIX.
Sobresalen sus años dedicados a la docencia en varias instituciones: desde 1964 hasta 1990 impartió cátedra en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), la Universidad Iberoamericana, la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Centro Universitario de Ciencias Humanas, A.C. Entre los temas que enseñó figura la materia de Paleopatología (desde 1974 en la ENAH), además de su labor como directora de tesis a nivel de licenciatura y de maestría.
La antropóloga efectuó trabajo de campo desde 1960, tuvo la oportunidad de participar no sólo en la exploración de tumbas prehispánicas sino también de entierros coloniales, y de hacer reconocimientos arqueológicos en varios sitios de México.
El trabajo de laboratorio absorbió buena parte de su tiempo académico. Muchos de los antropólogos físicos más notables de la actualidad aprendieron con ella no solamente la limpieza, restauración, consolidación, reconstrucción, marcado y embalaje de restos óseos, sino también cómo realizar la descripción morfométrica de un esqueleto y sobre todo a reconocer e identificar aquellos padecimientos que dejan huella en los huesos.
El tiempo dedicado al reconocimiento y diagnóstico paleopatológico y su amplio conocimiento en el mismo, le permitió escribir un capítulo sobre paleopatología prehispánica, señalando apartados por tipo de padecimientos, estructura que todavía se aplica en los trabajos que se practican sobre esta temática.
Otro gran aporte en esta área es la propuesta metodológica que hizo para el estudio de la salud y nutrición de poblaciones antiguas, trabajo en coautoría con la antropóloga Lourdes Márquez Morfín.
María Teresa Jaén sumó más de 50 años ininterrumpidos de labores como investigadora del INAH; sus más recientes trabajos versan sobre condiciones de salud y vida entre las monjas del ex Convento de San Jerónimo (trabajo de tesis doctoral), displasias óseas en el México Antiguo y Paleopatología en colecciones del occidente de México.
Muchos de sus trabajos fueron presentados, desde 1963, en actos académicos nacionales e internacionales, así como ofreció un buen número de conferencias y fue autora de diversas publicaciones.
No sólo efectuó labores de investigación y docencia, sino que contribuyó desempeñando comisiones especiales dentro del INAH, como por ejemplo fue miembro de la Subcomisión de Evaluación y Promoción del Personal de Investigación y Docencia desde 1989 hasta 2005, y formó parte del grupo de editores del libro Homenaje al Maestro Arturo Romano Tiempo, Población y Sociedad.
En su trabajo de campo figuran la medición de cráneos y recopilación de datos de mutilación dentaria en los estados de Yucatán y Campeche (1959), la exploración de tumbas prehispánicas en el cerro Guacamaya, Sierra de Juárez, Oaxaca (agosto-septiembre, 1960), y reconocimiento arqueológico en la Sierra Madre Occidental entre Sonora y Chihuahua (abril, 1960).
También llevó a cabo la exploración de dos tumbas en la zona arqueológica de Zaachila, Oaxaca (agosto, 1962), de restos del Convento de Tepotzotlán, Estado de México (1968); de enterramientos humanos en la zona arqueológica de Tlatilco, Estado de México (1968-1974), de entierros coloniales en la nave de la iglesia del ex Convento de San Jerónimo, Distrito Federal (julio-agosto, 1976), y en otras áreas del mismo recinto (septiembre, 1978 – noviembre, 1981).
María Teresa Jaén formó parte de la Sociedad Mexicana de Antropología Biológica (miembro fundador), la Sociedad Mexicana de Antropología (miembro de número) y la American Association of Physical Anthropologists.