Más muertos que vivos…leyendas, historias, mitos

La leyenda, el mito y las historias contadas por la gente a propósito de una de las fechas más emblemáticas de México conformaron la velada de narración oral que con motivo del Día de Muertos tuvo lugar la noche del martes 5 de noviembre en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Con el título Más muertos que vivos, el acto fue organizado por el Foro Internacional de Narración Oral (FINO) y la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

La narración estuvo a cargo de Armando Trejo, director del Foro Internacional de Narración Oral (FINO), Luz María Cruz, Elsa González y Sara Rojo, integrantes de esta organización junto con el acompañamiento musical del grupo de Narradores de Oriente.

El público disfrutó de historias, hazañas y audaces personajes, a través de distintos estilos y personalidades, pero a partir de los mismos recursos: la palabra, la voz y el gesto.

Luz María Cruz inició la sesión con dos breves historias sobre la costumbre e importancia de poner ofrenda para los difuntos. De un relato familiar, pasó al cuento de Juan y María, una pareja devota que es separada por la muerte, pero que a través de las tradiciones de Día de Muertos se vuelve a reunir.

Sara Rojo atrapó la atención del público con un cuento de “humor a la mexicana” escrito por Armando Vega Gil donde se explica el origen del famoso pan de muerto, mediante las aventuras de Don Pancracio, fundador de la panadería La Concha Sísmica en 1896, quien luego de ser engañado por su esposa y un abogado, decide tomar venganza de una manera muy peculiar, al crear un nuevo pan hecho con un ingrediente especial: cenizas de cuerpos humanos.

“Con el tiempo, esto se convirtió en una festiva tradición, pero si alguien les convida gustoso, un trozo de pan de muerto, mejor desconfíen”, dijo la narradora al final de la historia, lo que dio paso a las carcajadas de los asistentes.

Antes de iniciar su relato, Armando Trejo invitó a las personas a compartir refranes acerca de la muerte.

El muerto al hoyo y el vivo al gozo; Sobre el muerto, las coronas; El muerto y el arrimado a los tres días apestan; Matrimonio y mortaja del cielo bajan; De golosos y tragones están llenos los panteones y Muerto el ahijado se acabó el compadrazgo, fueron algunas de las frases que se escucharon en la sala.

Con un cuento que explicó dichos y refranes conocidos, el narrador guio a los escuchas por las peripecias de dos compadres, uno rico y uno pobre, que vivían a la orilla de un río.

La narración en la que aparece un grupo de brujos y brujas, sirvió para abordar la expresión “salió con su domingo siete”, que hace referencia a cuando alguien se equivoca.

Por último, Elsa González contó la historia de Santiago, un minero que a sus 17 años, decidió hacer un trato con la muerte en el Cerro de la Quemada y la burló, al firmar un contrato que decía: “Yo la muerte, le concedo hoy todo el día y mañana vengo por él”.

“Sin pretensiones, nosotros somos una suerte de cuenteros, narradores orales o juglares ilustrados contemporáneos que nos ocupamos de mantener esta tradición. No es cuento teatralizado, no es lectura dramatizada, no es lectura en voz alta, no es performance, es un narrador oral con su palabra, voz y gesto, evocando el imaginario del que escucha”.

El Foro Internacional de Narración Oral (FINO), es una organización dedicada a difundir la narración oral, la oralidad y la comunicación, además de divulgar las tradiciones orales y fomentar un contacto permanente con la literatura.

El objetivo es preservar las tradiciones de la comunidad mediante el ejercicio de la narración oral y la práctica de la buena conversación.

Al término del evento, Armando Trejo, director del Foro Internacional de Narración Oral (FINO), explicó que el trabajo del narrador es mantener la atención a partir de estructuras dramáticas y narrativas y hacer que el público sea cocreador de una historia.

Explicó que existe una diferencia entre un cuentacuentos y un narrador oral. Mientras el cuentacuentos puede ser un actor que cuenta una novela o historias desde otras formas expresivas como el cine, el teatro o la pantomima, el narrador lo hace oralmente, a partir de recursos expresivos básicos del ser humano.

El FINO propicia la formación de personas en el arte de contar cuentos, desarrolla sus habilidades comunicativas para propiciar su perfeccionamiento y profesionalización, al igual que la formación de públicos vinculados a las manifestaciones literarias, orales y escritas.

“La habilidad de narrar la tenemos todos porque es una habilidad humana nata, sólo que sí se ha perdido el ejercicio de contar historias y anécdotas en el ámbito de la escuela, de la casa, de la sobremesa. La televisión, los videojuegos y el internet están ocupando mucho espacio que antes era de la palabra y la conversación”.

Agregó que el narrador oral tiene que ser un gran lector que busque un repertorio para hacer versiones respetando las versiones literarias o de tradición oral para compartirla.

“Se cuida mucho lo que nosotros contamos porque se trata de mostrar calidad artística de un arte milenario que estaba de alguna manera desapareciendo de la visión social de la propia comunidad”.

Armando Trejo consideró que hay mucho trabajo detrás, experiencia, búsqueda de repertorio, preparación, análisis de textos, lenguajes y temas, pues las selecciones de historias no son arbitrarias.

Destacó que en el 2014, el Festival Internacional de Narración Oral Cuentalee organizado por FINO, celebrará 25 años de existencia con el fin de fomentar la lectura.

“Aunque se trata de una propuesta artística más que de difusión –precisó Armando Trejo– se centra en la dignificación del antiguo arte de contar cuentos, lo que hicieron los juglares, los chamanes, los fabuladores, los cuenteros de la tribu que en las épocas en las que no existía la escritura o los medios audiovisuales, tenían a la palabra como forma suprema de la expresión con la comunidad”.