“Hacer cultura de paz es una responsabilidad humana, simplemente por el hecho de ser parte de este planeta”, sostuvo Rigoberta Menchú Tum, en el Museo Nacional de Antropología, al dictar una conferencia magistral con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas y la conmemoración del 25 aniversario de la entrega del Premio Nobel de la Paz, en la que habló sobre los logros alcanzados en materia de derechos de los indígenas y la concepción de un mundo pluricultural.
Durante el evento, que tuvo lugar en el Auditorio Jaime Torres Bodet del recinto, estuvo acompañada por el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández; el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, y el subsecretario de la Secretaría de la Paz de la Presidencia de la República de Guatemala, Rigoberto Casasola Roldán.
El antropólogo Diego Prieto destacó que Rigoberta Menchú Tum es una digna representante del pueblo de Guatemala y de la cultura maya quiché.
En el contexto nacional, refirió, “resulta necesario reformular las instituciones para que respondan con acierto a la construcción de una política transversal de inclusión de los pueblos indígenas y reconocimiento de su diversidad”.
Añadió que en el INAH existe consciencia de ello, por tanto, una parte importante de los programas del instituto están orientados en acreditar la condición pluricultural de México.
Por su parte, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma dio lectura al sermón de fray Antonio de Montesinos, Ego vox clamantis in deserto, pronunciado en 1511 en la iglesia de Santo Domingo, isla de La Española (hoy República Dominicana) donde denunciaba los abusos de la conquista española.
El arqueólogo refirió que ésa fue la primera voz que abogó por las causas de los indígenas en América, hecho que se replicó muchos años después en la persona de Rigoberta Menchú Tum, quien ha sido defensora de estas comunidades en todo el mundo, y además, tiene plasmado su pensamiento en una vasta obra editorial.
El investigador emérito citó como ejemplo el libro titulado Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, donde la activista cuenta su experiencia de vida en las comunidades indígenas, los problemas entre los pueblos y sus gobiernos, y la forma como ella ha podido salir adelante.
Matos Moctezuma aseveró que para el Museo del Templo Mayor, recinto que custodia la presea y el pergamino del premio Nobel que le fue otorgado a Rigoberta en 1992, es un orgullo haber sido depositarios de tan alta confianza, y manifestó que permanecerá ahí hasta que ella y la Asociación Menchú Tum, Hacia una Cultura de Paz, decidan cambiarlo de sede.
Durante su conferencia, Rigoberta Menchú detalló que el 9 de agosto no sólo es una fiesta de pueblos indígenas, sino una celebración donde se conmemora la diversidad étnica, la educación en contextos multiculturales y la solidaridad de aquellos que luchan por la reivindicación del mundo.
Puntualizó que los premios o reconocimientos son una huella en el tiempo, “un premio no hace posible los cambios, lo que hace posible esas transformaciones son las metas de cada individuo y el empeño que se pone en lo que se hace”.
La también ganadora del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998) expresó que siente un profundo arraigo con el pueblo de México, país donde existen más de 18 millones 700 mil indígenas, mismos que necesitan ser escuchados, ya que son portadores de una diversidad lingüística única e historia milenaria inigualable.
Recalcó que hasta la fecha sus luchas emprendidas han valido la pena, “creo que los pueblos indígenas hemos demostrado la importancia de ejercer nuestros derechos y ser tolerantes, pero también de hacer mejorar nuestras normas y que se castiguen los delitos de abuso. Hemos inyectado esperanza, salvado lenguas y vivido coherentes con lo que pensamos”.
Al final, la líder guatemalteca cerró su ponencia con un llamado a la solidaridad e invitó a denunciar las injusticias y la discriminación, indicó que es muy importante dedicar tiempo a los niños para que su juego o su diversión no sea con bullying al que es diferente, por el contrario, fomentar en ellos una convivencia sustentada en el respeto.