Los Alpes muestran su cara más fantasiosa en las moles de los Dolomitas. Desde cualquier punto que se contemplen ofrecen un espectáculo de muros de roca y crestas afiladas –18 picos de más de 3.000 m–, cuya composición geológica hace que se tiñan de color rosáceo con la luz del sol.
Su vertiente más agreste emerge al norte de Cortina d’Ampezzo, una localidad de esquí rodeada por aldeas de aspecto tirolés y algunos de los valles alpinos más bellos: Fassa, Fiemme, Badia…
Cortina es la puerta al Parque Natural de los Dolomitas de Sesto, donde destacan las Tres Cimas de Lavaredo, las más emblemáticas del macizo. Sus agujas se yerguen sobre un pedestal por encima de bosques de alerces y prados de lirios, en invierno ocultos bajo la nieve.