Montiel Klint..encontró un espacio desde el cual reflexionar sobre el exilio

Del otro lado del Atlántico, en un lugar de la costa portuguesa de nombre afilado: Praia da Aguda, el fotógrafo mexicano Gerardo Montiel Klint encontró una evocación de lo que debió ser Veracruz al arribo de sus antepasados alemanes y austriacos, un espacio desde el cual reflexionar sobre la nostalgia y el exilio, pero también sobre los abismos que abren nuestros sentimientos mutantes y que alimentan un Monstruo interior. De ahí el título de su exposición que ahora recala en la Fototeca Nacional, en Pachuca, Hidalgo.

En las paredes de la Sala Nacho López de este espacio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 28 piezas, entre fotografías de distinto formato, video y objetos, expresan esos complejos estados del alma: los rostros de mujeres con mirada extraviada y cuerpos bañados de un frío rocío; calaveras felinas en las que el espectador se encuentra con su propio monstruo y muelles donde se agitan las olas bajo un cielo plomizo.

Gerardo Montiel recuerda la concepción de este proyecto como un momento de aciertos y encuentros afortunados. Representó la primera ocasión que expuso en México junto con su hermano Fernando, a propósito de la reinauguración de una sala de la Fototeca de Veracruz “Juan Malpica Mumendi”. El punto de partida fue justo el puerto veracruzano, el lugar por donde llegó la fotografía a México y también donde arribaron los Klint (sus bisabuelos y abuelos maternos), dejando atrás lo que hasta entonces creían suyo.

“Desde ahí empecé a trabajar con cuestiones como el exilio, la búsqueda de nuevas esperanzas, el trayecto que es la vida y donde el mar es símbolo de travesía, contemplación, zozobra y hundimiento. El proyecto tuvo un desarrollo rápido, se concibió, realizó y expuso en 2015. Sentía la pulsión de tomar imágenes a partir de una idea nueva, romper el esquema de mi método de trabajo”, explicó sobre su proceso creativo el codirector del estudio fotográfico Klint & Photo y cofundador de la plataforma HYDRA.

Para los retratos buscó a personas cuya familia también hubiera migrado, algunas hace 100 años y otras en el pasado reciente, y arribado al puerto de Veracruz. En su estudio, frente a la cámara, les pidió traer a la memoria el horizonte del mar, su soledad vista desde los afectos que han tenido que abandonar. El resultado son esos semblantes descompuestos que encuentra el visitante de la muestra.

Por azares del destino, Gerardo Montiel fondeó en Praia da Aguda. En general, los paisajes del proyecto visual están permeados de la melancolía portuguesa, tanto así que el artista rememora el arranque del poema de Fernando Pessoa que le da título a esta exposición:

El monstruo que está en el confín del mar / en la noche de brea echó a volar; / en torno a la nave voló, empezó a graznar, / y dijo: “¿Quién ha osado entrar / en mis cavernas que ando ocultando, / en mis techos negros del confín del mundo?”…

“Yo quería un mar que no estuviera impregnado de esta atmósfera festiva que flota ahora en el puerto de Veracruz. Cuando los migrantes llegaban en el siglo XIX o inicios del XX, el puerto era muy distinto. Creo que dejar a tu familia, tu mundo conocido es una experiencia dolorosa, solitaria, y ese éter lo encontré en esta playa portuguesa”.

A través de imágenes, que van de 10 por 10 centímetros a dos metros de alto, objetos, audio y video —como el de olas en reversa que sugieren lo que arrastra el mar— Monstruo es un recorrido por el paisaje, la abstracción y el retrato, anota Montiel Klint, miembro del Sistema Nacional de Creadores, y quien dice ha dejado de creer en los “portafolios”.

Monstruo podrá visitarse hasta el 12 de marzo en la Sala Nacho López de la Fototeca Nacional, ubicada en el Ex Convento de San Francisco en Pachuca, Hidalgo.