Mientras se desarrollan sofisticadas y baratas tecnologías para que grabar una canción sin la necesidad de un estudio sea más y más fácil, los estudios de grabación tradicionales dicen que la demanda por sus servicios sigue existiendo.
La tecnología digital fue un duro golpe para la industria musical. El formato MP3 o los servicios de streaming como YouTube le permiten a cualquier usuario oír una canción con facilidad.
¿Para qué queremos MP3 si tenemos casetes?Y softwares de grabación como Garage Band, que le permite a cualquier persona con una computadora marca Apple producir una canción en su casa, se vieron como una amenaza a los estudios de grabación.
En los últimos años, expertos y aficionados sentenciaron el fin de la música como la conocíamos, en parte porque las nuevas tecnologías –y sobre todo la cultura de la piratería en internet– dieron un inmenso golpe a las compañías que se lucraban de la ventas de discos grabados en estudio.
Sin embargo, las predicciones parecen haber fallado. En especial, aquellas que predijeron el fin de los estudio de grabación musical.
Expertos en la industria de la música le dijeron a la BBC que últimamente se ha dado un resurgimiento del estudio de grabación, de las grabadoras análogas y los instrumentos tradicionales. La nueva música parece estarse creando con vieja tecnolo
«Hay un micrófono clásico llamado Neuman U47 que fue creado en los años 1950; la gente todavía pregunta por él porque quieren el sonido que obtenían en ese entonces», según dijo el experto en masterización Peter Mew, veterano del legendario estudio londinense Abbey Road, en declaraciones a Zoe Kleinman, reportera de tecnología de la BBC.
«Les gusta el sonido vocal, casi distorsionado y arenoso, que se produce gracias al micrófono. Son muy costosos porque ya no se producen, pero nosotros compramos muchos de ellos en aquellos tiempos», asegura.
Tim Vine-Lott, director técnico en Air Studios, fundados por el productor de los Beatles George Martin, confesó que los ingenieros aún tienen una particular debilidad por la vieja cinta de audio.
«Tenemos un Ampex ATR 102, una máquina de cinta de doble vía, con la que la gente todavía prefiere mezclar», dijo.
La producción del ATR 102 se interrumpió en 1982, pero todavía existen ejemplares en varios estudios de sonido de todo el mundo. Air Studios, cuyos clientes incluyen a George Michael, Radiohead y los Black Eyed Peas, tiene cuatro de estas máquinas.
«Pasamos mucho tiempo recorriendo el mundo para encontrar los repuestos», admitió Vine-Lott.
«Grabar en cinta es complejo. Con un disco duro que te cuesta US$150 puedes grabar 96 pistas, mientras que al gastar US$300 en una cinta de diámetro de 26.7cm solo tienes unos 15 minutos».
El atractivo táctil»Los clientes gustan del sonido de la cinta en algunas ocasiones», dijo Vine-Lott. «A veces volvemos a ella solo para obtener el sonido de la cinta.»
El músico John Maxwell-Hobbs, exproductor y director en The Kitchen, un importante estudio en Nueva York, cree que el atractivo de los equipos viejos es que son mucho más palpables que una pantalla táctil o el teclado de una computadora.
«Está bien ser capaz de agarrar los mangos o las perillas en una mesa de mezclas sin siquiera mirarlos, porque ya sabes dónde están», dijo.
«Al rebobinar una cinta, se puede ver la cantidad de cinta que queda… estamos orientados hacia lo táctil».
Las baterías electrónicas se siguen vendiendo debido a su atractivo físico, agregó.
«Toda tienda de música los tiene, porque se siente bien estar golpeando algo», dijo.
¿Vale la pena?
Los productores dicen que a veces es más fácil usar un mezclador con perillas y botones que una pantalla táctil.
Si bien el paso de la tecnología análoga a la grabación digital de música ha revolucionado la accesibilidad, Peter Mew, del Abbey Road, cree que esto ha tenido consecuencias.
«La gente está dispuesta a aceptar lo que consideraríamos una calidad inferior. No parece importarle mucho si es MP3, que suele ser el 10% del sonido original», dijo.
«Me preocupa que la gente acepte que el MP3 es como debe ser, cuando no lo es. La calidad no es tan buena como lo fue en la década de 1990 en algunos aspectos, el casete era mejor que un MP3 (…) Contenía más datos».
Por esto es inevitable preguntarse si de verdad vale la pena grabar con las viejas tecnologías, esas que garantiza un sonido ejemplar.
Richard Barrie, ingeniero de los estudios de Virgin Manor en Oxford dice que para él comprar y atesorar viejas tecnologías de grabación es como comprar un carro antiguo.
«Los coches modernos están bien, pero cuando el coche antiguo está funcionando bien, es muy divertido.»