México, D.F.- Un elemento central de la época navideña en los pueblos con herencia católica es el llamado Nacimiento, que en otros países es conocido como Belén, portal, pesebre o pasitos. Se trata de una representación del nacimiento de Jesucristo que suele exhibirse durante diciembre en distintos sitios, tanto públicos como privados.
La palabra misma: Navidad, nos remite al emblemático suceso, ya que proviene del latín nativitas, que significa nacimiento. Por tanto, es comprensible que esta representación juegue un papel protagónico en la mayoría de las tradiciones decembrinas occidentales.
La primera representación de este tipo data del año 1223 y se dice que se debe a San Francisco de Asís, quien la emplazó en una cueva cercana a la ermita de Greccio, en Italia. Desde entonces la tradición se ha difundido en prácticamente todos los países que han sido evangelizados.
Existe una gran variedad de nacimientos, desde los que están conformados por seres vivos, con actores y animales reales, además de un pesebre en tamaño natural, hasta los que están hechos de diferentes materiales y en una gran variedad de tamaños. En cuanto al número de figuras que lo componen, éste es muy variable, desde menos de una decena hasta cientos e incluso miles de piezas, pero los elementos que nunca pueden faltar en un nacimiento son, por supuesto: el niño Jesús, San José, la Virgen María, la estrella de Belén y los 3 Reyes Magos.
Aunque se han propuesto varias clasificaciones para los nacimientos, se podría hablar de 3 categorías básicas:
Los bíblicos (también conocidos como “palestinos” o “hebreos”), que buscan apegarse al máximo a la apariencia que debió tener aquella región de Palestina en los tiempos de Jesús. Ello incluye los elementos propios del paisaje, materiales de construcción e incluso animales de la zona.
Los regionales o locales, a los que se ha agregado elementos característicos del país en el que se elaboran. Así, los artesanos se toman ciertas licencias al elaborar estas representaciones, como incluír nopales o guajolotes en las citadas escenificaciones de Belén. En nuestro país también se acostumbra utilizar heno, paja y musgo para elaborar los nacimientos.
Y por último, los llamados “modernos”, que tienen un enfoque totalmente artístico, llegando hasta las representaciones abstractas, además de ser elaborados empleando técnicas y materiales poco convencionales, como el metal, vidrio, tejidos, conchas, etcétera.
Además de la tradición que mantienen viva muchas familias mexicanas, de poner un nacimiento en sus casas, existe un gran número de tales representaciones en diversos sitios públicos que usted puede visitar durante las vacaciones, desde el que año con año se exhibe en el Museo Estudio Diego Rivera hasta el llamado “nacimiento más grande del mundo”, que actualmente se puede observar en el Estadio Azteca.