Neptuno, el planeta gaseoso por excelencia y el más distante del sistema solar, completó el martes la primera órbita de su historia desde que fue descubierto hace 165 años.
Para celebrarlo, la NASA publicó unas fotografías captadas con el telescopio espacial Hubble en las que se puede apreciar los tonos azulados de este planeta que fue descubierto casi por casualidad.
En realidad, fueron las investigaciones sobre Urano en el siglo XVIII, el séptimo planeta del sistema solar y el que se creía hasta entonces el último, las que llevaron a pensar que podría haber otro planeta todavía más lejano, recordó la NASA.
El astrónomo británico William Herschel y su hermana Caroline descubrieron Urano en 1781, ampliando las fronteras del sistema solar, pero poco después se dieron cuenta de que su órbita no se comportaba tal como predecían las leyes de Kepler y de Newton.
En 1821, el astrónomo francés Alexis Bouvard, estudiando Urano, consideró que tal vez otro planeta podría estar ejerciendo algún tipo de atracción y alterando su movimiento, pero no fue hasta veinte años después cuando se hicieron los primeros cálculos.
El francés Urbain Le Verrier y el británico John Couch Adamsd, ambos matemáticos y astrónomos, predijeron independientemente el lugar donde supuestamente se encontraría ese «misterioso» planeta calculando cómo la gravedad de un hipotético objeto podría afectar el campo de Urano.
Le Verrier, que era el director del Observatorio de París, envió una nota al astrónomo alemán Johann Gottfried Galle, en la que describía la localización posible del objeto.
Después de dos días de observación, el 23 de septiembre de 1846, finalmente Galle identificó a Neptuno como un planeta, a menos de un grado de la posición calculada por Adams y Le Verrier.
La NASA aseguró que el descubrimiento fue considerado uno de los mayores hallazgos astronómicos desde la teoría de la gravedad de Newton y contribuyó a entender mejor el Universo.
No obstante, Galle no fue el primero en ver Neptuno: ya en diciembre de 1612 el astrónomo Galileo Galilei tuvo el privilegio de dar con él mientras observaba Júpiter y sus lunas, sin embargo, según revelan sus notas, en las que apuntó exactamente la posición de Neptuno, lo confundió con una estrella.
El descubrimiento de Neptuno dobló el tamaño del sistema solar conocido, ya que el planeta se encuentra a 4 mil 500 millones de kilómetros del sol, 30 veces más lejos que La Tierra.
Su bautismo fue también objeto de disputa entre los científicos que querían dar sus propios nombres al nuevo planeta. La comunidad científica optó por Neptuno, dios romano del mar, un nombre mitológico en consonancia con el resto de planetas.
Agencia El Universal