Formar niños felices, más que competitivos, debe ser primordial, afirmó Carime Hagg Hagg, quien aseveró que los infantes de hoy son más independientes y aprenden a tomar decisiones con mayor rapidez que sus padres cuando eran pequeños.
La académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM indicó que la curiosidad natural les permite interactuar fácilmente con las nuevas tecnologías, que les ofrecen ventajas para desarrollar habilidades, pero no deben ser utilizadas como “nanas” modernas, pues tienden a aislarse y dejan de lado el impulso de otras capacidades.
En el marco del Día del Niño, que se festeja este 30 de abril, reconoció que a los niños de ahora les tocó un estilo de vida donde el contacto entre padres e hijos es menor, así que deben resolver problemas por ellos mismos, y eso les ha dado autonomía, situación que puede ser benéfica.
En los seres humanos, como en la mayoría de las especies, la infancia es un periodo de aprendizaje, pero debe ser divertida. La prueba-error, las tristezas, alegrías y convivencia social son fundamentales para el desarrollo, pero motivarlos a ser los mejores siempre, y en todo, con altas expectativas y exigencias, no es tan positivo.
Los retos actuales
De acuerdo con el INEGI, en México hay 39.2 millones de niños y adolescentes de cero a 17 años, que representan 32.8 por ciento de la población general.
Considerados el futuro de la humanidad, Hagg resaltó que los niños de hoy enfrentan retos como los problemas de interacción social. “Si bien es cierto que aprenden a seguir instrucciones a más temprana edad para armar un lego o acceder a un juego en una tableta, se les dificulta la interacción personal, lo que implica problemas para cumplir reglas, y a veces no comprenden que los adultos deben ser una autoridad a respetar”.
La convivencia se aprende en el hogar, tener hermanos obliga a pensar en el otro y en el bien común, y muchos pequeños no tienen hermanos, así que no entienden las normas de convivencia. “Por ejemplo, los juegos de memoria o de mesa no son su fuerte, aunque son sencillos y lúdicos, porque deben aceptar que hay otros jugadores y deben esperar su turno”.
La situación se acentúa porque están aislados y deben resolver por sí mismos problemas o escenarios cotidianos, como llevar o no algo de comer a la escuela.
Además, debido a que en la actualidad ambos padres deben ingresar al mercado laboral, la vida de sus hijos gira en torno a la escuela, donde comen, interactúan, toman talleres y aprenden otras habilidades.
“No tomar alimentos en casa rompe con una rutina familiar que establece hábitos y es un escenario para compartir experiencias. Puede haber convivencia en casa, pero ese momento en particular es importante para platicar de la cotidianidad con los padres, y ahora se está dejando de lado”, añadió la impulsora de la lectura en las escuelas.
Finalmente, Hagg recomendó no sobrecargar con exigencias a los niños: los impulsan a ganar medallas, practicar uno o varios deportes y disciplinas, e inmiscuirse en actividades artísticas, entre muchas otras actividades.
“Los padres deben considerar que la atención que se les brinde será clave para que aprovechen lo mejor del mundo moderno, sin dejar de sentirse amados. Hay niños con pocos hábitos y responsabilidades, y eso a futuro los convertirá en adultos con dificultades para interactuar, trabajar en equipo o tener un espacio laboral adecuado y compartirlo; además, tenderán a ser más tiranos”.