Nos alcanzó la posmodernidad

Henos aquí, en septiembre de 2011 debatiendo por twitter el derecho a decidir y la penalización del aborto. Escenario radicalmente distinto a las experiencias políticas de antaño en nuestro país, y síntoma de la apertura de la nueva sociedad mexicana.

Esta situación es el reflejo de un gradual cambio de cultura política y muestra la rectificación de la opinión ciudadana que hace el sistema democrático liberal. Éste es un régimen político deliberativo basado en el supuesto antropológico del hombre racional, pensante, capaz de formular sus preferencias y libre de decidirlas. Sin ánimo de entrar en discusión sobre este supuesto (que es cuestionable), el valor de la democracia consiste precisamente en el derecho a la discusión racional y la resistencia legítima al capricho del gobernante.

Nuestro país tiene aún una democracia muy iliberal, donde existe legitimación electoral de los gobernantes, más no muchas libertades individuales. Sin embargo poco a poco se empieza probablemente a esbozar una nueva cultura política de participación y debate. Sospecho que la principal causa es el acceso libre a la información por internet; además la conciencia de la situación política y social tan ríspida en la que vivimos probablemente despierta en la ciudadanía una chispa de inquietud y participación.

Si bien existen peligros para nuestra democracia como la concentración de riqueza en los poderes fácticos y la monopolización de los medios de información, en este mundo posmoderno nos consideramos capaces de modificar nuestra condición política y blindar contra la degeneración nuestra democracia mediante instrumentos e instituciones (pensamiento heredado de la modernidad por pensadores como Hobbes) además de tener el acceso a información y la capacidad de comunicación de forma casi inmediata.

En nuestros días si queremos tener una democracia sana, es indispensable la actitud de crítica y un sano escepticismo. No existe ya un solo cuerpo político donde se origine la verdad absoluta, sino que la verdad y el poder de distribuyen en redes no identificables y dispersas. La dificultad: la pérdida de capacidad de respuesta n términos de política pública. El beneficio: la capacidad de discutir mediante argumentos asuntos tan significantes en nuestras vidas como el aborto.

Sea cual sea la decisión en la SCJN, ésta puede ser discutible y en un futuro puede ser apelable. Además el debate está en términos indispensables para un constitucionalismo liberal: el derecho a la vida y el derecho a decidir. A pesar de que un lado del debate se suele relacionar con argumentos religiosos, toda la discusión se expresa en términos de derechos y libertades individuales, apelando a argumentos racionales y a criterios morales personales. El reto es la pérdida del criterio último de verdad o una moral universal, es un reto por la certeza existencial que se pierda, pero a su vez una gran oportunidad por que se opta por el plano de la libertad.