Nostradamus…a 510 años de su nacimiento

Entre mayo de 1889 y mayo de 1890, Vincent van Gogh ingresó voluntariamente en el sanatorio mental de Saint-Paul-de-Mausole, donde pintó incansablemente los campos de la Provenza, sus olivos y sus cipreses, incluidos estos últimos en una de sus obras más famosas, La noche estrellada. Casi 400 años antes y en la misma población, en Saint-Rémy-de-Provence, al sur de Francia, que hoy supera los 10.000 habitantes, nació Nostradamus, el profeta más célebre de todos los tiempos.

Una placa de mármol en la Rue Hoche reza lo siguiente: «Aquí nació, el 14 de diciembre de 1503, Michel de Nostredame, llamado Nostradamus, astrólogo». Nostradamus nació, por tanto, hace 510 años, en el seno de una familia de orígenes judíos forzados a convertirse al catolicismo. El joven Michel recibió el conocimiento de las matemáticas y la medicina a través de sus abuelos paternos y maternos. Puede incluso que se iniciara en el estudio de la cábala, una corriente mística judía asociada al esoterismo, que nació a finales del siglo XII en la Provenza y que fue prohibida por la Inquisición.

«Lluvia y fuego harán de esta tierra un solitario planeta»

En Aviñón y Montpellier aprendió gramática, retórica, filosofía y medicina y ejerció de boticario desarrollando remedios ante la irrupción de la epidemia de la peste. Practicó la astrología y la alquimia en la clandestinidad. En Las profecías, su obra principal, publicada en 1555, emplea un estilo críptico, oscuro e intrincado, en el que mezcla palabras de diferentes lenguas y utiliza anagramas y metáforas que han dado pie a innumerables interpretaciones sobre el devenir del mundo y la humanidad.

En una carta dirigida a su hijo César escribe lo siguiente: «Ten plena confianza en lo que aquí digo, y a su tiempo, la luz divina iluminará tu inspiración y te dará seguridad para recorrer el camino. Parte de las cuartetas [con las que expresa sus profecías] guardan la clave y es menester separar el elemento astral del racional, y así la verdad brillará desde lo más profundo. Lluvia y fuego harán de esta tierra un solitario planeta; la tierra de nadie».