Oaxaca…confirman sitio paleontológico

Para el prehistoriador español Eudald Carbonell la labor de un arqueólogo de campo es planetaria y cuando se trabaja sobre evolución del hombre no importa el país, lo fundamental es conocer y pensar sobre el ser humano.

Bajo esta premisa, por primera vez viene a excavar en un sitio de América del Norte: Chazumba, Oaxaca, donde investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron un sitio paleontológico con posible presencia humana.

De confirmarse lo anterior, se trataría de gente que llegó en una de las primeras oleadas de grupos humanos al continente americano, aseguró Carbonell, quien preside el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), que actualmente desarrolla conjuntamente con el INAH, el estudio del sitio paleontológico de Chazumba.

Durante su visita a México, para participar en las excavaciones de Chazumba, Carbonell (Premio Príncipe de Asturias, 1997) dictó una serie de conferencias en el Museo Nacional de Antropología y en la ENAH, sobre los yacimientos de Atapuerca, España, donde es codirector de la fundación que dirige las investigaciones en esos sitios, que son una referencia obligada en el estudio de la evolución humana.

La historia del proyecto de investigación en Oaxaca comenzó en 2006, cuando un grupo de jóvenes pobladores, explorando una barranca cercana a su comunidad, encontraron fragmentos de huesos de animales de grandes dimensiones, caídos de una pared de 11 metros de altura, y dieron aviso a las autoridades municipales y éstas al INAH.

El paleontólogo Joaquín Arroyo Cabrales hizo la inspección y verificó que se trataba de restos de animales extintos, propios de finales del Pleistoceno, que habitaron la Tierra hace 25,000 años.

El especialista del Laboratorio de Arqueozoología del INAH, en ese momento trabajaba en un proyecto conjunto con Ramón Viñas-Vallverdú, investigador del IPHES, denominado “Biodiversidad y Sociedades Cazadoras Recolectoras en México”, dentro de una red de estudio que el instituto catalán ha integrado en varios países del mundo, con el interés de indagar los orígenes del hombre en todos los continentes.

“Este es el primer proyecto de investigación que desarrolla el IPHES en México”, destacaron Joaquín Arroyo y Ramón Viñas-Vallverdú, codirectores del estudio llevado a cabo en Oaxaca.

El sitio de Chazumba fue elegido para este proyecto, entre el INAH y el IPHES, porque desde su exploración inicial, cuando se corroboró el reporte de huesos de fauna extinta, los investigadores detectaron una rica presencia de restos de ejemplares desaparecidos, que pueden ayudar a reconstruir el paleoambiente que hubo en el lugar hacer 25, 000 años, así como una serie de evidencias de modificación en piedra y hueso que pudieron haber sido hechas por la mano del hombre y, posiblemente, tienen relación con los restos de animales de esa época.

En dos frentes de excavación ubicados sobre las paredes de la barranca, uno de 40 metros cuadrados y otro de 20 metros cuadrados, los investigadores han encontrado cientos de huesos de gonfoterio (paquidermo parecido al mamut, pero de menor tamaño y de defensas rectas), gliptodonte, milodonte, perezoso gigante, venado, tortuga, rata montera y conejo, además de una especie de ave y de un anfibio.

Ambos sitios han sido explorados durante cuatro temporadas de campo, realizadas en 2007, 2008, 2010 y la más reciente efectuada este 2013, que concluyó la semana pasada.

Asimismo, en los dos lugares también se han hallado decenas de lascas de sílex que parecen haber sido cortadas de la roca y no como resultado de eventos naturales. Sin embargo, Viñas-Vallverdú y Arroyo han considerado necesario encontrar un mayor número de estos objetos para determinar que si son resultado de un trabajo humano; de igual forma, es necesario realizarles estudios de lítica para determinar si tienen “marcas de uso”.

Joaquín Arroyo señaló que las lascas son muy similares a los materiales líticos descubiertos en otro sitio arqueológico-paleontológico conocido como El Cedral, ubicado en San Luis Potosí, excavado entre 1977 y 1991, y cuyos estudios apuntan a la presencia del hombre desde hace 31,000 años.

Los especialistas informaron también que dos de los huesos de eremoterio (Eremotherium laullardi) encontrados en Chazumba, presentan marcas que parecen ser de corte, es decir, que posiblemente los animales a los que corresponden los dos huesos fueron destazados por algún humano. Tal hipótesis deberá ser confirmada con estudios de trazología para poder afirmarlo.

Por el momento, el sitio oaxaqueño es considerado solo paleontológico, lo que alude únicamente a evidencias de fauna sin presencia humana, y se le ha calculado una antigüedad de entre 25,000 y 20,000 años, esto a partir de las especies animales que se ha encontrado y que corresponden con esa temporalidad.

La investigación que desarrollan INAH-INHES es interdisciplinaria, y entre los análisis realizados, Arroyo y Viñas-Vallverdú destacaron los de polen que realiza la arqueóloga Irán Rivera González, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Rivera explicó que a partir del estudio paleobotánico se ha identificado que durante el Pleistoceno, Chazumba tuvo una vegetación boscosa con encinos y pinos, muy distinta a la actual.

Y destacó que en los últimos análisis se encontró polen de vegetación acuática, lo que indica que hubo un cuerpo de agua estable en los alrededores, posiblemente un lago, “este es un dato importante porque el lugar tiene grandes posibilidades de haber sido un entorno ecológico con suficiente agua, tanto para el desarrollo de animales como del ser humano”.

La arqueóloga lleva a cabo la reconstrucción paleoambiental a través de técnicas de palinología: “Lo que hacemos es tomar una secuencia de muestras de las distintas capas de tierra, cada 5 centímetros. Éstas se llevan al Laboratorio de Palinología y ahí se busca cuántos granos de polen se recuperaron y a qué familias y géneros de vegetación pertenecen, los resultados son muy concretos aunque el análisis es tardado, son horas en microscopio”.

Al trabajo interdisciplinario se ha sumado el interés de la comunidad, que está pendiente de la protección del sitio para evitar el vandalismo, al tiempo que colabora con los investigadores. Los sitios están dentro de una propiedad privada cuyos dueños han apoyado las excavaciones en todo momento.

Además de participar en las excavaciones de Chazumba y dictar conferencias en el Museo Nacional de Antropología, Eudald Carbonell finaliza este viernes 8 de marzo su visita en México, con un par de ponencias en la Facultad de Ciencias y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, a las 13:00 y 17:00 horas, respectivamente.