Palenque-Lakamha´, una presencia inmortal del pasado indígena, publicado el año pasado en la serie Ciudades del Fideicomiso Historia de las Américas de El Colegio de México, logra algo que contadas ocasiones se consigue en nuestro medio editorial: conjugar el conocimiento científico en boga con una narración sencilla y accesible que haga inteligible conceptos tan abstractos como los jeroglíficos mayas de la época Clásica, y muchos aspectos rituales y políticos de tan fascinante cultura del México antiguo.
Así, Palenque-Lakamha´ nos cuenta la historia de la mítica ciudad perdida devorada por la selva chiapaneca, primero, desde el punto de vista de los exploradores que la visitaron a partir del siglo XVI hasta el XIX, que llegaron a compararla con las obras realizadas por egipcios, romanos, fenicios e incluso con la Atlántida, hasta la llegada de los primeros arqueólogos en el siglo XX, quienes poco a poco fueron descifrando la compleja epigrafía que recubre, como una piel, sus edificios.
Gracias a los avances registrados en la epigrafía, arqueología y antropología, así como al estudio iconográfico, Mercedes de la Garza, Martha Cuevas García y Guillermo Bernal Romero narran de manera sucinta y erudita el devenir de Palenque, y que forma parte de la serie Ciudades, que ya cuenta con diez títulos dedicados a Tula, Monte Albán, Teotihuacan, Tenochtitlan, Paquimé, El Tajín y Chichén Itzá, entre otras.
El libro Palenque-Lakamha´ traza la historia del señorío de B´aakal, que alcanzó su esplendor durante el periodo Clásico (200-900 d.C.), partiendo de la escritura glífica para reconstruir su historia dinástica (la ciudad tuvo en total 18 “sagrados gobernantes”), así como sus principales mitos y prácticas religiosas, su desarrollo social, político y comercial.
Los autores precisan que la primera ocupación de Palenque data del periodo Preclásico Tardío (100 a.C.-200 d.C.). El primer gobernante del linaje palencano, de acuerdo con las inscripciones, fue K´uk´ B´ahlam I, entronizado en 431; el ciclo se cierra con K´inich K´uk´ B´ahlam o B´ahlam II, quien ascendió al trono en 764. La ciudad fue abandonada paulatinamente entre los años 800 y 850.
El libro se compone de 16 capítulos y un epílogo. La segunda parte del libro, “Palenque a través de sus narraciones, imágenes y monumentos”, descifra para el lector lo que los propios gobernantes mayas dejaron plasmado en estelas, dinteles, esculturas, tumbas, templos y cerámica. El volumen se completa con una útil “Genealogía de Palenque” y dos apéndices: “La idea del tiempo y la rueda de los k´atunes”, que nos ayuda a comprender su estricto conteo del tiempo, y “Principales acontecimientos de la historia de Palenque”, además de un glosario.
Uno de los muchos aportes de Palenque-Lakamha´ es que consigna la traducción al español de los nombres propios de gobernantes, títulos, edificaciones, ritos y objetos escritos en maya. Por ejemplo, la urbe era designada por sus habitantes como Lakamha´ o “Lugar de las grandes aguas”, en alusión a los cuatro manantiales que nacen en las montañas cercanas a la localidad. También era conocida como “En el centro de las nubes” o “El gran lago”, en referencia al mar de nubes bajas que aparece en el amanecer de las mañanas de invierno.
Finalmente, el libro detalla la vida y obra del mayor gobernante de la antigua urbe: K´inich Janahb´ Pakal (603-883 d.C.), quien hizo de Palenque “un Estado fuerte e independiente que estableció importantes lazos comerciales y políticos con otras ciudades, además de emprender pugnas por la supremacía; armonizó y alentó todas las creaciones culturales y trazó el rumbo que seguiría su dinastía”.
De ágil y apasionante lectura, Palenque-Lakamha´, una presencia inmortal del pasado indígena, bien puede ser disfrutado por un especialista en los antiguos mayas, que por un estudiante de educación media con suficiente curiosidad por las antiguas civilizaciones que ocuparon parte de lo que ahora es México.