En el México decimonónico, grandes personajes enarbolaron las causas del liberalismo social que pugnó por las libertades del individuo. Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez, Isidoro Olvera y José María Castillo Velasco fueron algunos integrantes del Congreso Constituyente de 1857 que alertaron sobre la concentración de la tierra en pocas manos y el incremento de la miseria, lo que derivó años después en la Revolución Mexicana.
La historiadora Patricia Galeana así lo aseguró al abordar el tema de El liberalismo social en México, conferencia previa a la inauguración de la exposición temporal Tarjetas de visita: las redes sociales del siglo XIX, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la Galería de Historia, Museo del Caracol.
Para la directora general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), “en el imaginario colectivo se solidificó la idea de que los liberales del siglo XIX no se ocuparon de los temas indígenas”, pero sostuvo que los personajes antes mencionados quisieron hacer propietarios de la tierra a los indígenas.
“Ponciano Arriaga consideró que la Constitución debía ser la ley de la tierra; que toda constitución sería letra muerta mientras el pueblo tuviera hambre. Isidoro Olvera planteó la necesidad de impedir los latifundios e Ignacio Ramírez calificó de error parcelar las tierras comunales porque los campesinos estaban acostumbrados a trabajar en forma comunitaria”.
Todas esas ideas, admitió, no quedaron integradas en la Carta Magna de 1857, pero eso no quiere decir que no haya existido ese grupo de pensadores, ideales que fueron retomados por los precursores de la Revolución Mexicana al inicio del siglo XX.
En la víspera del centenario de la Constitución de 1917, que actualmente nos rige, Patricia Galeana dijo que es importante analizar el liberalismo social mexicano para conocer más a fondo el desarrollo de la historia de nuestro país.
En cuanto al contexto social y las costumbres de México en el siglo XIX, comentó que la fotografía sirvió para cultivar las relaciones personales. Las primeras fotos que se tomaron en el país datan de 1839, pero el método para tomarlas, llamado daguerrotipo, permitía obtener sólo una imagen.
Eso cambió con el invento del francés André Adolphe Eugène Disdéri. Su cámara, de varios objetivos, tomaba hasta 12 imágenes con la misma placa. La fotografía era símbolo de distinción y elegancia, una moda francesa que se extendió entre políticos, ministros de la Iglesia y gente con poder económico, quienes repartían entre sus allegados pequeños retratos con información biográfica impresa al reverso a manera de presentación personal, conocidos como tarjetas de visita.
La Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) cuenta con un acervo de 1972 imágenes, 99 de las cuales fueron cuidadosamente seleccionadas para integrar la exposición temporal Tarjetas de visita: las redes sociales del siglo XIX, que se exhibirá a partir de este 19 de octubre y hasta diciembre próximo.
Sonia Arlette Pérez Martínez, responsable de acervos de la BNAH, explicó que se eligieron muestras de los periodos más importantes de nuestro país, desde la Revolución de Ayutla (1854-1855), la Guerra de Reforma (1857-1861), la Intervención Francesa (1862), el Imperio de Maximiliano (1864-1867), la República Restaurada (1867-1876) hasta el Porfiriato (1876-1911).
La exhibición, dijo, está conformada por tarjetas de visita de Benito Juárez y algunas de sus hijas; Maximiliano y Carlota; Porfirio Díaz en su juventud, como militar; del general conservador Miguel Miramón, y de Leonor Rivas Mercado, hermana del arquitecto que diseñó la columna de la Independencia, Antonio Rivas Marcado, entre otros personajes.
Las tarjetas de visita eran fotografías de formato pequeño (una medida convencional de nueve centímetros de alto por seis centímetros de largo), montadas sobre cartón, que se imprimían a través de la técnica de la albumina, proceso para la captura y fijación de imágenes en el siglo XIX, cuya característica fue el tono sepia.
La muestra abarca una etapa de poco más de 50 años (1850 a 1908); inicialmente fueron productos caros, pero su popularización terminó por abaratar los costos. En este tipo de tarjetas, el personaje solía aparecer retratado en diversas poses, captadas por cada uno de los diferentes objetivos de la cámara.
El historiador Pavel Luna Espinosa añadió que esta exposición cuenta también con tarjetas de visita de otro tipo de personajes comunes, con la idea de abarcar a toda la sociedad mexicana, independientemente de sus tendencias políticas, económicas y religiosas, porque la idea es resaltar el papel que desempeñaron esas imágenes en el proceso de socialización.
Ambos especialistas hicieron énfasis en el aspecto artístico de dichas tarjetas de visita, dado que los talleres pertenecieron a pintores surgidos de la Academia de San Carlos convertidos en fotógrafos, quienes le dieron un toque más de belleza a cada una de esas imágenes.
El acervo que se presenta proviene de la Colección Francisco Pérez Salazar, de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. En ella, se pueden admirar los trabajos de los fotógrafos François Aubert, Cruces y Campa, Disdéri, A. Ken, Valleto y Cía., Lorenzo Becerril, entre otros.
Tarjetas de visita: las redes sociales del siglo XIX permanecerá abierta hasta diciembre próximo en la Galería de Historia, Museo del Caracol, ubicado en la rampa de acceso al Castillo de Chapultepec, Primera Sección del Bosque, en la Ciudad de México. Horario: martes a domingo, de 9 a 16:15 horas. El costo de acceso es de 65 pesos por persona; para estudiantes, maestros y jubilados con credencial, el ingreso es libre. Los domingos, la entrada es gratuita.