Lo primero que hizo Marcelo Pérez cuando se jubiló hace ocho años fue tomarse un autobús hasta la frontera con Estados Unidos y luego un tren hasta Nueva York, donde cumplió el sueño de su vida: asistir a una función de la Opera Metropolitana.
Desde un asiento bien alto, Pérez, un ex empleado administrativo de la Secretaría del Tesoro, de 76 años, presenció «Tosca» , de Puccini, que cuenta la historia de un triángulo amoroso entre una cantante de ópera, un pintor y un jefe policial, con torturas, asesinatos y un suicidio. «La música me penetró el alma» , comentó Pérez. «Fue algo grandioso».
Una tarde reciente, Pérez se preparaba para otra ópera, «Il Trovatore» , de Verdi, pero sin necesidad de viajes agotadores en autobús y tren. Esta era una función de la misma Opera Metropolitana de Nueva York transmitida en vivo en el Auditorio Nacional, el centro cultural más grande de la capital mexicana.De hecho, cada vez más gente en México y Latinoamérica está llenando auditorios y salas teatrales para ver transmisiones en vivo de funciones de la «Met».
Las entradas baratas y publicidad de boca a boca garantizan que los aficionados a la ópera de la región tienen acceso a funciones de alto nivel de ópera y ballet que hasta ahora estaban disponibles solo en Europa y Estados Unidos.
Las transmisiones en vivo generalmente agotan sus entradas. En la ciudad de México han sido tan exitosas que el Auditorio Nacional agregó este año funciones del Ballet Bolshoi y de la Opera Nacional de París.
La tecnología de alta definición «democratizó estas formas de arte y las puso al alcance de personas que no pueden costearse un viaje y entradas de 300 dólares» , comentó Giovanni Cozzi, presidente de Rising Alternative, compañía de Nueva York que tiene los derechos a la distribución internacional de las funciones del Ballet Bolshoi, la Opera Nacional de París y la Scala de Milán, entre otras.
Rising Alternative está transmitiendo en diferido funciones del Bolshoi y la Opera Nacional a México, Perú y Brasil. En Argentina, Colombia y Costa Rica han expresado interés en contar con las transmisiones a partir de la próxima temporada, indicó Cozzi, cuya compañía tiene acuerdos con 30 países.
La Met fue la pionera en este tipo de transmisiones cuando en la temporada del 2006-07 trasmitió «La flauta mágica» de Mozart a 60 sitios en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido.
La transmisión fue tan popular que la Met comenzó a transmitir sus funciones por satélites de alta definición a mil 500 pantallas en 46 países, llegando a 2 millones de espectadores por año, según su gerente Peter Gelb.
«Asisten fundamentalmente los aficionados a la ópera, pero esta es una herramienta para atraer otras audiencias al mismo tiempo» , señaló Gelb. «La ópera no es para todos. Es para una audiencia inteligente, interesada en grandes cantantes y grandes salas. Pero estamos tratando de ponerla al alcance de la mayor cantidad de gente posible».
En una reciente transmisión de «Il Trovatore» a la Ciudad de México se vendieron las 6 mil 500 entradas a entre 3.50 y 35 dólares. Una entrada en la Met cuesta entre 30 y 330 dólares.La transmisión de la obra maestra de Verdi, que cuenta la historia de la rivalidad entre dos hermanos que no se veían desde hacía tiempo y que incluye un infanticidio y un suicidio, iba acompañada por subtítulos en español.
Jorge Gutiérrez, director de promociones del Auditorio Nacional, dice que los precios son bajos para atraer gente nueva a la ópera y poder competir con otros espectáculos. El Auditorio tiene los derechos para las transmisiones de la Met en México y ya las hace llegar a salas en otras ocho ciudades.
«Si no sabes nada de la ópera y nunca la escuchaste, puede ser algo que intimida» , declaró Karina Pedroza, estudiante de nutrición de 22 años que se disponía a ver su primera ópera en el Auditorio Nacional, «Die Walkure» , de Wagner, que cerró la temporada del 2010-11 en la Met.
«La Met puede darse el lujo de contratar a los mejores del mundo, sin reparar en costos. Sería imposible para una ópera como esa venir a México» , expresó Gutiérrez. «Incluso si saliesen de gira, nosotros no podríamos pagar por ese espectáculo».
En una tarde reciente, unas 700 personas, en su mayoría ancianos, llenaron un pequeño auditorio donde el experto mexicano Sergio Vela dio una charla previa y describió paso a paso las tendencias melancólicas de Giuseppe Verdi.
«La ópera tiene algo especial. Con tantas cosas feas que pasan en el país, una puede venir un sábado por la tarde a estas funciones y desconectarse de todo» , manifestó Teresa Moreno, de 73 años, quien asistió junto con su hijo, de 38.
Para Marcelo Pérez, quien vive con una pensión mensual de 380 dólares, las transmisiones en vivo de la Met le dan la oportunidad de disfrutar de una forma de arte de la que se enamoró tras ver una presentación local de «La Traviata» de Verdi en el Palacio de Bellas Artes de la capital en 1970.
En una reciente función de «Il Trovatore» aplaudió a rabiar cuando con rostro compungido la soprano Sondra Radvanovsky, que interpretaba a la heroína Leonora, cantó el aria final, «D’amor sull’ali rosee» (En las alas rosadas del amor) . La cámara hizo un primer plano del rostro de Radvanovsky mientras ella se lamentaba del encarcelamiento de su amado, antes de envenenarse en un último acto de amor.
«Sería mejor verlo en vivo» , dijo Pérez susurrando. «Pero está tan bien hecho que de todos modos te atrapa».
Agencia El Universal