Poniatowska…’ Alicia en el país de los testimonios ‘..festejó 81

La escritora y periodista Elena Poniatowska confiesa que este domingo 19 de mayo, fecha en la que cumplio 81 años de edad, la acompañaron sus hijos, pero no fue una gran celebración.

“Celebré muchísimo el año pasado, ya fue demasiado, ya es mucha consentidera, no creo merecerlo…pero en fin”, dice «la Alicia en el país de los testimonios», como la llamó el escritor Carlos Fuentes.

En entrevista con Conaculta y a propósito de su cumpleaños, la autora de La noche de Tlatelolco aprovechó la oportunidad para evocar a las figuras femeninas que han marcado su vida.

Y es que la presencia de la mujer y su visión del mundo ha sido una de las constantes en su vasta obra conformada por más de 50 títulos entre novela, cuento, ensayo, crónica, entrevista, libros para niños, adaptaciones teatrales y prólogos.

Nacida el 19 de mayo de 1932 en París, con el nombre de Hélène Elizabeth Louise Amelie Paula Dolores Poniatowska Amor, Elena Poniatowska arribó junto con su mamá y su hermana a la Ciudad de México en 1942.

Es justo su madre, Paula Amor, quien se ha convertido en una de las mujeres más importantes para la periodista, escritora y defensora de causas sociales que destaca no sólo por sus letras, sino también por su calidad humana, sensibilidad, espontaneidad y aguda mirada social y política de México.

“Mi madre era una mujer bellísima, pero nunca se lo creyó, fue siempre extraordinariamente valiente, manejó una ambulancia durante la guerra y cuando su único hijo varón murió a la edad de 21 años, siguió adelante y nunca se quejó”.

Poniatowska asegura que otra mujer fundamental ha sido la protagonista de Hasta no verte Jesús mío, Jesusa Palancares: “Es un ejemplo extraordinario porque era una mujer que nunca se rindió, luchó toda la vida en la Revolución Mexicana y la Revolución no le dio nada a cambio de su entrega”.

De origen oaxaqueño, Palancares se enfrentó a la pobreza y la miseria desde la infancia y trabajó como obrera, sirvienta y lavandera en la Ciudad de México. Su influencia además de encontrarse en el libro publicado en 1969, aparece en la publicación titulada Las soldaderas, el ensayo Vida y muerte de Jesusa de la revista Vuelta en 1978 y en el libro Luz y luna, las lunitas en 1994.

La antropóloga Marta Lamas ha declarado que la escritura de Poniatowska “es una indagación y a la vez una alabanza de las vidas de mujeres comunes y corrientes, mujeres como Jesusa Palancares y Paulina, la adolescente violada en Mexicali, y como las soldaderas, y las tehuanas, y las bordadoras, y las empleadas del hogar. También nos ha transmitido la vida de mujeres artistas que han vivido intensamente la triada ‘amor, arte y política’: Tina Modotti, Angelina Beloff y Leonora Carrington”.

Los relatos de artistas, creadoras y un sin número de mujeres anónimas: estudiantes, campesinas, lavanderas, luchadoras sociales, costureras y obreras, han encontrado cabida en su literatura.

Entre los títulos sobresalen Querido Diego, te abraza Quiela (1978), Tinísima (1992), Juchitán de las mujeres (1989), Las soldaderas (1999), Las siete cabritas (2000), Mariana Yampolsky y la Bugambilia (2001), Leonora (2011).

Para Elena, Helena, Elenísima, Elenita, como le dicen cariñosamente sus amigos, se trata de mujeres extraordinarias olvidadas por la historia, por lo que los libros son la mejor forma de rendirles homenaje.

“Me interesan las mujeres mágicas, por eso escribí sobre Leonora Carrington, (aunque ella sale fuera del común), porque sale del huacal, sabe hacer una vida propia y además respeta su talento y su creatividad”.

En el caso de las mujeres de a pie, la escritora afirma: “ahora la situación ha cambiado pero sentí que en México hace 30 o 50 años se despreciaba muchísimo a las mujeres y no se les tomaba en cuenta, por eso he escrito mucho sobre ellas”.

Elena Poniatowska ingresó al periódico Excélsior en 1953 en donde comenzó a realizar entrevistas con destacados personajes del ámbito cultural y social del país como Diego Rivera, Octavio Paz, Dolores del Río, Cantinflas, María Félix, Juan Rulfo, entre otros.

En esa misma década publicó sus primeras obras literarias: LilusKikus (1954) y Melés y Teléo (1956) y a partir de su basta literatura testimonial, se distinguió por retratar diversos ámbitos de la sociedad mexicana.

La creadora emérita del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1994, recordó que en la década de los cincuenta fue difícil ser una mujer periodista, por lo que el trabajo intenso fue la forma de abrirse paso, aunque en su caso, los colegas varones siempre la trataron bien.

“Decían que las mujeres tenían que estar en su casa, cargadas como la escopeta, en un rincón y que no tenían que estar saliendo a la calle. Mis colegas eran muy pocas cuando inicié en el periodismo, estaba “Bambi”, Ana Cecilia Treviño, una actriz llamada María Idalia, una mujer de Costa Rica muy guapa, Rosa Castro y una sola editorialista, Elvira Vargas”.

Elena Poniatowska reconoció que aún le faltan historias de mujeres por contar: “Tengo muchas entrevistas con la segunda esposa de Diego Rivera, Lupe Marín y ahora quisiera hacer una novela sobre ella”.

Sin embargo, sobre la posibilidad de escribir su autobiografía, la ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura 2002 fue determinante: “No necesito hacer una autobiografía porque en cada uno de mis libros está algo de mí misma”.

Su obra ha sido referencia obligada en más de 100 títulos a nivel internacional y se ha traducido a ocho idiomas.

Algunos de sus múltiples reconocimientos son el Premio Mazatlán 1970, Premio Xavier Villaurrutia 1970 (que rechazó) por la publicación La noche de Tlatelolco, el Premio Nacional de Periodismo (fue la primer mujer que recibió esta distinción en 1978), Premio Mazatlán de Literatura, (1992), por Tinísima y el Premio Alfaguara de Novela 2001, por La piel del cielo.

Premio Eugenio Galo Espejo Cevallos 2010, Doctorado honoris causa, otorgado por la Universidad de París VIII Vincennes-Saint-Denis, 2011, Premio Internacional Alberto Spencer Schwiebert Rosalito, 2012 y Mención de honor y distinción «De las Higuerillas» por parte de la Universidad OG Mandino, 2012.