México, D.F.-Uno de los museos más visitados del mundo, el Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, presenta una selección de 100 de sus obras más emblemáticas en un catálogo esencial, coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y Artes de México, el cual resume su vasta colección arqueológica en exhibición, compuesta por más de 8,000 piezas prehispánicas.
A diferencia de obras anteriores, dedicadas al acervo del museo, la reciente publicación presentada la víspera, brinda diferentes perspectivas sobre el mismo, al integrar las investigaciones de 20 reconocidos arqueólogos, historiadores del arte y antropólogos, como Robert H. Cobean, Ann Cyphers, Roberto García Moll, Mercedes de la Garza, Nikolai Grube, Miguel León Portilla, Eduardo Matos Moctezuma, Leonardo López Luján, Luisa Fernanda Rico Mansard y Mari Carmen Serra Puche, entre otros.
La presentación estuvo a cargo de Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH; el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma; Mercedes de la Garza, investigadora de la UNAM; Mónica del Villar, coordinadora editorial de la publicación, y Diana Magaloni, directora del museo.
Se destacó que en este libro, una veintena de especialistas incorporan en sus reflexiones los nuevos datos e interpretaciones sobre las culturas que habitaron nuestro país. De este modo, el Catálogo esencial del Museo Nacional de Antropología. 100 obras pone al día el conocimiento sobre la colección arqueológica del museo, y difunde la investigación académica más reciente.
Con un tiraje de siete mil ejemplares —cinco mil en español y el resto en inglés—, este catálogo reúne el centenar de imágenes de alta calidad, resultado del Proyecto de Digitalización de las Colecciones Arqueológicas del museo, emprendido por el INAH y la empresa Canon, y brinda una visión general de sus salas: Poblamiento de América, Preclásico en el Altiplano Central, Teotihuacana, Tolteca, Mexica, Maya, Oaxaca, Culturas de la Costa del Golfo, Culturas de Occidente y Culturas del Norte.
Asimismo, a través de 300 páginas, aborda la historia de las colecciones arqueológicas, desde la incorporación del acervo resguardado en el antiguo Museo Nacional (en el siglo XIX), hasta la memoria reciente de las mismas, que comprende donaciones, adquisiciones y proyectos de investigación. Todo ello ha contribuido a que el museo se consolide como uno de los más importantes del mundo.
La importancia cultural, histórica y estética de las obras (10 por cada sala), fue la determinante para esta cuidadosa selección que aparece en el trabajo editorial coordinado por Mónica del Villar, de la editorial Artes de México, quien comentó que “desde hace años, como lectora, editora, visitante del museo e interesada en el México prehispánico, pensaba en una publicación de fácil manejo y accesible para todo público, que diera cuenta de los objetos ‘consagrados’ del recinto, de manera ordenada y con información confiable”.
Al respecto, Martha Carmona, subdirectora de Arqueología del Museo Nacional de Antropología, abundó que las obras fueron escogidas por ser las que ejemplifican mejor el estilo de cada civilización o tradición cultural, pero también por ser piezas únicas. Asimismo, el interés de los propios visitantes del museo, quienes no sólo acuden para conocer la Piedra del Sol, la Coatlicue o la máscara del gobernante maya Pakal, representó un punto de referencia.
“Es común que el público pregunte por piezas específicas en cada una de las salas, pueden ser las cabezas colosales en el caso de la Olmeca; la Copa con colibrí y la Máscara del dios murciélago, en la de Oaxaca. En la Mexica suele buscarse también al Monito de obsidiana, y las esculturas del Teocalli de la Guerra Sagrada y el Ocelocuahxicalli (recipiente con forma de jaguar) que también causan impresión”.
Entre las piezas singulares que se seleccionaron para el Catálogo esencial, la arqueóloga Martha Carmona destacó el Personaje con yelmo de animal, cubierto de concha nácar, obsidiana y hueso, perteneciente a la cultura tolteca. También de esta civilización, la cariátide, mejor conocida como Atlante, es otra obra colosal que sólo puede conocerse en el museo, o bien, en el sitio arqueológico de Tula, en Hidalgo.
Lo mismo sucede con las estelas de la Estructura A de Xochicalco, que alude al dios Quetzalcóatl, y la Cabeza de guacamaya que formó parte del principal juego de pelota de esa antigua ciudad, en el hoy estado de Morelos. De las culturas del periodo Preclásico (1200-900 a.C.) y que son las piezas de mayor antigüedad, son ilustrativas y simbólicas las que proceden de Tlatilco, Estado de México, entre ellas, El acróbata y las vasijas en forma de pez y de pato.
La arqueóloga Carmona también citó las piezas de las salas Introducción a la Antropología y Poblamiento de América, que son visitadas particularmente por estudiantes de nivel básico y medio. En ellas se observan reproducciones de entierros de los primeros Homo sapiens (35000 a.C.), así como la reconstrucción antropológica de Lucy, un Australopitecus que vivió hace tres millones 200 mil años antes de nuestra era; ambos aparecen en el catálogo.
“El único fin del Catálogo esencial del Museo Nacional de Antropología. 100 obras es el brindarle al público una visión general de cada una de las culturas que aborda, abarcando desde los cazadores-recolectores y sociedades preagrícolas (8000-7000 a.C.), hasta las civilizaciones que estaban en apogeo a la llegada de los españoles, entre 1519 y 1521, por ejemplo, la mexica.
“Los textos y las descripciones son sencillas para que todo tipo de público lector tenga alcance a él (al catálogo), pero un especialista también puede encontrar los datos de la cultura, de la época, de la región, del material, las medidas, e incluso, de las características de su hallazgo, de manera que aporta información más completa en comparación con las cédulas de sala”, concluyó la arqueóloga Martha Carmona.