El mejor momento del día para contemplar el Puente Romano de Córdoba es al anochecer, cuando los últimos rayos del sol doran sus muros y al fondo se ilumina el barrio histórico, creando juntos una majestuosa visión.
La pasarela sobre el río Guadalquivir empezó a construirse en época de dominio romano (siglo I a.C.) y fue el único acceso a la ciudad hasta no hace mucho.
De ahí que fuera necesario reforzarlo en multitud de ocasiones con elementos como la Torre de Calahorra, añadida en un extremo del puente en tiempos del Califato.
Con 331 metros de largo, 9 metros de ancho y 16 sólidos arcos, hoy da paso peatonal al barrio de la Mezquita-Catedral cordobesa que, junto al Alcázar de los Reyes Cristianos y el Palacio Episcopal, compendia más de 2.000 años de historia y es Patrimonio de la Humanidad.