Regresa el American Ballet Theatre a Moscú

El American Ballet Theatre regresó a Moscú por primera vez desde los sesenta y desde la deserción de Mijaíl Barishnikov, que dejó el célebre Ballet Bolshoi para integrarse a la compañía estadounidense.

ABT abrió el martes tres noches de presentaciones en el nuevo escenario del Bolshoi, cuya compañía estaba de gira en Canadá cuando Barishnikov desertó de la Unión Soviética en 1974.

El director artístico del ABT Kevin McKenzie dijo que los bailarines estaban sintiendo la presión de actuar en un país con una tradición de ballet tan rica.

»Los bailarines están muy conscientes de que éste es un público que sabe lo que está viendo», dijo durante una pausa en los ensayos del martes. »Son muy conocedores del ballet y tienen opiniones, así que sí, (los bailarines) están nerviosos».

Lo que la compañía estadounidense le trae al público ruso es versatilidad y comodidad con cambios de estilos, dijo McKenzie.

El programa del ABT incluye »Fancy Free», un ballet al estilo musical de Broadway coreografiado por Jerome Robbins y con música de Bernstein, y dos piezas aún más modernas, incluyendo la premier mundial de »Troika», que está dedicada al celista y director ruso Mstislav Rostropovich.

Pero el programa comienza con »Tema y variaciones», un ballet clásico de George Balanchine con música de ballet Piotr Tchaikovsky que se remonta al ballet imperial ruso del siglo XIX.

»Tema y variaciones» fue interpretado por el ABT durante su primera actuación en Moscú en 1960 y de nuevo en 1966.

El líder soviético Nikita Khrushchev acudió inesperadamente a la última presentación del ABT en Moscú en 1960 y espontáneamente invitó a los miembros de la compañía a una cena, en la que brindó por los bailarines estadounidenses y por »el arte y la amistad».

El ambiente fue menos cálido seis años más tarde, a causa de la guerra de Vietnam, pero las actuaciones lograron lleno completo y centenares de personas esperaron en la calle para saludar a los bailarines y darles flores, dijo entonces The New York Times.

Incluso hoy, los bailarines se consideran »embajadores culturales», dijo McKenzie. »Tú no solamente estás de gira. Estás representando a tu país».

Agencia El Universal