Roma…un paseo inspirado en películas

Un paseo lleno de sensualidad hasta la Via Veneto:

El cine atrapa y detona nuestros sueños. Fellini lo sabía muy bien y todo su exuberante imaginario estaba contenido en Roma. A ella le dedicó muchas películas, incluida una que se titulaba simplemente Roma. En La dolce vita nos conduce por la capital de la sofisticación y el lujo, hasta las barriadas obreras. Es un disfrute verla antes de emprender el viaje y también al volver. Marcello Mastroianni es un periodista del corazón insatisfecho y enamoradizo que frecuenta un extravagante night club en las Termas de Caracalla. Con Anita Ekberg recorre desde la plaza de San Pedro del Vaticano vista desde su cúpula hasta, por supuesto, la Via Veneto con sus hoteles de lujo y sus terrazas, como la del Café París o el Harry’s Bar, pasando por la Fontana de Trevi donde la sensual rubia se da su famosísimo baño.

Una opción de paseo es empezar por la Piazza del Popolo, donde, en un descapotable, arranca la relación entre los personajes de Mastroianni y Anouk Aimée. De ahí seguiremos a Villa Borghese, antigua propiedad de una aristocrática familia hoy parque y complejo cultural muy frecuentado por los romanos. Además de un zoo y museos fundamentales como la Galleria Borghese, la Villa alberga la Casa del Cinema, apropiadamente ubicada en el Largo Marcello Mastroianni, 1. Desde allí discurre hasta Piazza Barberini la Via Veneto y, ya que estamos en ella, no podemos dejar de ver la iglesia de Santa Maria della Concezione, con su curiosa cripta-osario, construida por los propios monjes capuchinos con los huesos de sus antecesores. ¿Puede haber algo más «felliniano»?

Callejear por el barrio del Trastevere, rincones cotidianos llenos de encanto:

El puente de agosto que da título a esta estupenda comedia es, en Italia, una fiesta importante que se celebra con un tradicional almuerzo familiar. En el barrio del Trastevere vive Gianni, un tipo encantador, sin oficio ni beneficio, con su ancianísima madre. Acuciado por las deudas, se ve forzado a acoger en su casa a la madre y a la tía del administrador, así como a la madre de su médico, lo que convertirá ese Pranzo di Ferragosto en una muy singular jornada.

El recorrido por el popular barrio del Trastevere es recomendable iniciarlo en la Piazza de Santa Maria, presidida por la iglesia del mismo nombre y del siglo XII. Frente a ella se halla el café al que acudía el poeta Rafael Alberti en sus años de exilio, de 1963 a 1977. Conviene entrar dentro para ver los dibujos que dejó. Después callejearemos hasta llegar a las plazas San Cosimato y Trilussa, para ver las tiendecitas y perdernos en el más puro estilo recomendado por el gran guionista del neorrealismo Cesare Zavattini, es decir «pedinando la realtá» o acechando la vida cotidiana.

Si caemos por el Trastevere en el mes de julio, disfrutaremos de las fiestas callejeras de Noantri en honor de su patrona la Madonna del Carmelo. Las refleja muy bien Federico Fellini en su película Roma de 1972, en una de cuyas escenas aparece el escritor americano Gore Vidal (1925-2012) declarando su amor por la capital italiana. Acabaremos el paseo de Pranzo di Ferragosto en Villa Farnesina (Via della Lungara, 230), un museo magnífico y habitualmente sin colas que posee maravillosos frescos de Rafael, genio del Renacimiento italiano.

El Circo Máximo y la colina del Aventino:

Escrita y protagonizada por Nanni Moretti –un cinesta y actor que no podía faltar en esta Roma de cine–, narra la historia de un ejecutivo que, tras quedarse viudo, abandona su lucrativo empleo para pasar las mañanas en una placita del Aventino, una de las siete colinas de Roma, frente a la escuela de su hija. La película describe perfectamente las rutinas y costumbres de un barrio romano de clase media.

La visita podemos iniciarla por el Circo Máximo. De ahí pasear hasta la iglesia de Santa Sabina del siglo V, una de las más antiguas y bonitas de Roma con unas puertas de madera labrada increíbles. Junto a ella está el Parque Savello o Jardín de los Naranjos, con una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.

Imprescindible es pasar por la plaza y convento de los Caballeros de Malta, todo diseñado por Piranesi, incluido el llamado buco u ojo de la cerradura de la verja del jardín, por el que se debe mirar para contemplar una perspectiva sorprendente de la cúpula de San Pedro del Vaticano.

Debajo del Aventino, en el lado opuesto al Circo Máximo, está la Pirámide de Cestio y, más allá, el cementerio Acattolico, un lugar hermoso y tranquilo en el que yacen ilustres viajeros, como los poetas del xix John Keats y Percy Bysshe Shelley. No muy lejos de allí, si queremos pasear un rato por la Via Ostiense, llegaremos a otro de esos recoletos museos romanos tan extraordinarios como poco conocidos: la Centrale Montemartini, una antigua central eléctrica muy especial hoy repleta de deslumbrantes esculturas clásicas griegas y romanas.