La surcoreana Samsung y Apple han iniciado una guerra judicial por patentes con el trasfondo del rentable mercado de los «smartphones» , un enfrentamiento que pone en evidencia la difícil relación entre compañías que también son socios tecnológicos.
Cuando el 15 de abril Apple denunció a Samsung por copiar el diseño de sus iPhone y iPad comenzó una guerra judicial que hoy entró en otro capítulo con una nueva respuesta de la multinacional surcoreana, que demandó a la empresa de Steve Jobs ante el mismo tribunal estadounidense por violación de patente.
Esta es la segunda embestida de Samsung, que la semana pasada respondió con denuncias en tribunales de Corea del Sur, Japón y Alemania a las acusaciones de Apple, que considera que los Galaxy S y Galaxy Tab copian sus diseños.
En esta nueva demanda Samsung alega que Apple usa diez patentes de su creación, entre ellas la de escritura en pantalla táctil o desplazamiento de pantallas, y pide por ello el fin del uso de sus ideas y una compensación económica.
Desde Seúl, un portavoz de Samsung indicó hoy a Efe que creen que estas disputas «no tendrán un impacto importante en las relaciones con Apple como socio tecnológico» , especialmente en la división de semiconductores de la surcoreana, donde sus lazos llegan al propio corazón del iPad 2.
El procesador del A5, una de las principales novedades de la nueva tableta electrónica de Apple, está fabricado por Samsung, que presumiblemente obtiene especificaciones de gran valor tecnológico de su socio estadounidense y viceversa.
Este no es el primer caso de líderes tecnológicos que intentan frenar a sus competidores con demandas judiciales, ya que este mismo año LG y Sony se enzarzaron en un cruce de denuncias por plagio de tecnologías que en muchos casos se desarrollan con un mismo fin e incluso en cooperación.
Para Samsung, Apple es el segundo cliente del sector que más ingresos le provee a final de año tras Sony, mientras que la empresa surcoreana, el mayor fabricantes de chips de memoria del mundo, permite a la estadounidense ofrecer precios competitivos en un mercado cada vez más duro.
El gran éxito que han cosechado los bautizados como «smartphones» , que integran telefonía móvil, Internet y ocio, ha hecho que Apple también haya demandado a otros competidores, como Motorola o el taiwanés HTC, en un mercado que por el momento domina.
La paradoja se complica cuando se tiene en cuenta que Samsung, segundo fabricante mundial de móviles detrás del debilitado Nokia, es uno de los que más rápido ha aumentado sus ventas de «smartphones» , un mercado inaugurado en 2007 por el primer iPhone.
Desde junio, Samsung ha cosechado un gran éxito con su Galaxy S, con un diseño muy similar al teléfono de Apple y al de la mayoría de sus competidores en este tipo de dispositivos, y ha conseguido vender hasta el momento más de 14 millones de unidades.
La cifra está muy por debajo de las más de 100 millones de unidades de las cuatro generaciones de iPhone puestas en el mercado por Apple, pero con la llegada de un segundo Galaxy S en mayo y de varias tabletas electrónicas, Samsung parece destinado ha poner las cosas difíciles a la empresa californiana de Steve Jobs.
Además, este mercado evoluciona a gran velocidad por la necesidad de adelantarse cada vez más rápido a las novedades tecnológicas de la competencia y no ha pasado ni un año desde que Samsung presentó su primer Galaxy S para que lanzara ayer el segundo, el doble de rápido y más ligero.
Tras anunciar hoy una caída de 30% en el beneficio neto del primer trimestre del año por malas ventas de televisores, Samsung confía en repuntar entre abril y junio gracias a la ventas de su «smartphones» y tabletas electrónicas, una tabla de salvación para las ventas tras la crisis económica mundial.
Agencia El Universal