San Juan de Ulúa…reabre con áreas renovadas y museo

El Fuerte de San Juan de Ulúa recupera su estabilidad y reabre al público con áreas de visita renovadas que permiten una lectura más completa e integral de la construcción, entre las que destaca la restauración de la Casa del Gobernador, espacio que fue residencia presidencial de Benito Juárez y de Venustiano Carranza en el siglo XIX, y que desde hoy alberga al nuevo Museo Arqueológico de Veracruz.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) concluyó la segunda etapa de intervención de este inmueble histórico, de características complejas y, mediante un proceso que duró cinco años, devolvió estabilidad a la cimentación de la fortaleza, recuperó la red de conductos pluviales y construyó un cárcamo, lo que pone al edificio a salvo de inundaciones durante los próximos 30 años.

El monumento histórico de arquitectura militar fue reabierto la víspera por el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, acompañado por el gobernador de Veracruz, Javier Duarte Ochoa, y por el director general del INAH, Alfonso de Maria y Campos.

«El Fuerte de San Juan de Ulúa —dijo el jefe del Ejecutivo— es hoy un espacio nuevo para conocer la historia de México y de Veracruz”, al tiempo que inauguró el Museo Arqueológico de Veracruz, en la renovada Casa del Gobernador, al interior de la fortaleza.

El presidente Calderón destacó la importancia histórica de la fortaleza edificada en los siglos XVI y XVII, que ha sido cuartel, prisión y residencia temporal de los presidentes Benito Juárez y Venustiano Carranza. Con esta reapertura al público, dijo, San Juan de Ulúa es un nuevo espacio para conocer la historia del país con una visión más completa e integral, que ahora cuenta con un museo que reúne piezas arqueológicas invaluables de toda la región del Golfo de México.

Asimismo, el Primer Mandatario reconoció el trabajo de historiadores, arqueólogos, arquitectos y restauradores del INAH, cuyo trabajo en este sexenio permitió la apertura de 14 zonas arqueológicas, renovar más de 70 museos y monumentos históricos, y construir 18 nuevos espacios, como el Museo de Sitio de Las Yácatas, en Michoacán, y el Museo de Maya de Cancún.

En su oportunidad, el director general del INAH, Alfonso de Maria y Campos, explicó que con los trabajos de la segunda etapa de rescate de San Juan de Ulúa se entregan también ya restaurados el Muro de Argollas, la Plaza de Armas y la Casa del Gobernador, esta última singular por su fachada del siglo XIX, y que desde ahora alberga una colección de objetos que dan cuenta del devenir de las antiguas culturas del Golfo, desde la olmeca hasta la totonaca y la huasteca.

La inversión destinada a la restauración y a la museografía del Fuerte de San Juan de Ulúa asciende a 56.5 millones de pesos, aportados por el gobierno federal a través de INAH y el Gobierno del Estado de Veracruz, mediante un fideicomiso. El ambicioso proyecto de restauración ha permitido, mediante el reforzamiento de los pozos internos y el tablaestacado, la recimentación de la fortaleza que, como se sabe, está asentada bajo el mar.

En 1518, tras la llegada de los españoles, la isla Tecpan Tlayácac fue renombrada como San Juan de Ulúa; ahí los conquistadores encontraron un buen fondo para anclar sus embarcaciones y protegerlas de los fuertes vientos del norte. En 1519, arribó Hernán Cortés al islote y en el lugar se levantaría un muro con argollas de bronce para amarrar los barcos; así comenzó la construcción del Fuerte, recordó el arquitecto Salvador Aceves, coordinador de la restauración del inmueble que ha sido testigo de importantes sucesos históricos de México.

El Fuerte de San Juan de Ulúa, dijo, desde las últimas dos décadas se encontraba en grave riesgo de perderse por el deterioro que ocasionó en su cimentación la erosión de arenas del fondo marino causada por el dragado del canal de navegación del puerto.

En 2007, el INAH emprendió un ambicioso programa de rescate y restauración del conjunto, que incluyó la adecuación arquitectónica de la Casa del Gobernador, donde ahora funciona el Museo Arqueológico de Veracruz. En estas dos etapas de trabajo se ha hecho la recimentación, además del diagnóstico del estado de conservación de la superestructura del fuerte, a partir del cual se diseñó una red de conductos pluviales que, siguiendo el curso antiguo del drenaje, descargará el agua de lluvia en un gran cárcamo, con una capacidad para contener hasta 375 mil litros, en caso de una depresión extraordinaria.

Luego de canalizar el agua, una bomba potente fabricada en Holanda (como las usadas en los canales marítimos) será capaz de desalojarla en 20 minutos. “Este sistema construido ex profeso para el Fuerte, nos da la certeza de que en 30 años no tendrá graves problemas de inundación”, aseguró el arquitecto Salvador Aceves.

El experto abundó que en esta etapa también se restauraron la Plaza de Armas, que por marea alta llegaba a inundarse hasta 20 centímetros, lo que ocasionó deterioros por humedad; se quitó el salitre a los muros de la entrada de tierra y se atendieron oquedades, además de retirar revestimientos de cemento colocados en los años 70, lo que permitió localizar y restaurar unos arcos que aparecen en una maqueta virreinal del Fuerte resguardada por el Museo del Ejército, en Toledo, España.

Aceves añadió que también se restauraron el puente de entrada y los muros de la cortadura de San Fernando, donde a través de trabajo arqueológico se encontraron los desplantes de algunas paredes de lo que fue la capilla.

La parte más antigua de la fortaleza del puerto veracruzano es el Muro de las Argollas. “La historia cuenta que el mismo Hernán Cortés ayudó a hacer la empalizada para defender las embarcaciones del viento del norte; a él amarraban los barcos para descargar las mercancías que transportaban, y luego llevarlas en lanchas a la parte trasera del muro y almacenarlas dentro de unas construcciones de madera”, refirió el arquitecto.

“Esta emblemática pared —anotó Aceves— estaba muy deteriorada por oquedades hechas cuando el Fuerte sirvió como fábrica de armamento. Los faltantes se restituyeron y solo se dejó abierta la puerta de la época virreinal para permitir el acceso del público a esta área. Asimismo, al muro se le puso un recubrimiento de sacrificio para evitar que la salinidad y contaminación del agua llegue a la piedra original”.

El arquitecto dijo que también se dio tratamiento de conservación a las garitas de los baluartes de San Pedro y San Crispín, que flanquean el Muro de Las Argollas. Otro espacio restaurado fue la Casa del Gobernador, que tenía la azotea colapsada, losas pandeadas y humedad que dañaba sus paredes, como consecuencia de haberse sustituido los techos de viguería por concreto.

“En dicho espacio, que originalmente fue la casa del encargado de administrar la fortaleza colonial, y residencia del presidente Venustiano Carranza, en 1915, mientras elaboraba la Constitución de 1917, se restituyeron los techos virreinales, y se le adecuó con el fin de que albergara el Museo Arqueológico de Veracruz”, anotó el arquitecto Salvador Aceves.