Glifos de un lado, murales del otro y, más allá, códices. Una ciudad que se dispersa en la selva; otra que se concentra en la montaña o dos que se levantan en un medio lacustre.
La máscara de la Reina Roja precedida, una sala atrás, por la de un murciélago con rasgos humanos que fue usada como pectoral. Braceros de barro que a sus pies representan el inframundo; incensarios que conservan todos sus detalles. Dinteles de madera que relatan ritos y que el tiempo no ha borrado; una canoa hecha de un solo tronco. Una escultura en piedra de poderosas riqueza estética. Juegos de pelota con toda la “parafernalia” propia de éstos; ofrendas y elementos propios de los rituales de la muerte.
El conjunto de 411 piezas habla de seis ciudades de Mesoamérica. Pocas ocasiones como esta para comprender, comparar y visualizar los avances, crecimiento, formas de vida, división social, religión, geografía, política, economía y vida cotidiana de las grandes urbes del México antiguo.
Ver esto es posible en el Museo Nacional de Antropología a partir de la exposición titulada Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, que fue curada por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, y que a dos semanas de su inauguración ha sido visitada ya por cerca de 11 mil personas.
“Se trata de hacer ver la gran diversidad cultural y ecológica que hay en Mesoamérica y que no hubo en otras partes del mundo. Egipto se dio en un medio de desierto; Mesopotamia, en un medio muy fértil, con grandes ríos. Aquí estamos observando ciudades hechas en lagos, en montaña, en selvas, quizás sólo en el área Andina podría haber una aproximación, pero no en otras partes. La exposición muestra la complejidad de las sociedades que habitaron esas ciudades; cada ciudad respondió magníficamente a su entorno, a su medio”, explicó a los representantes de los medios de comunicación Matos Moctezuma, arqueólogo fundador del Proyecto Templo Mayor.
Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan y Tlatelolco, en ese orden se muestran en el área de exposiciones temporales del Museo. Recientes descubrimientos, piezas nunca exhibidas, maquetas, esculturas, orfebrería, fotografías comparativas de cómo está hoy la ciudad y cómo fue en su momento.
Matos explicó que con la muestra es posible advertir la influencia de una ciudad entre otras. “Por ejemplo, Palenque, sabemos por sus dinteles y estelas que conquistó otras ciudades, a la vez que sabemos que tuvieron (sus habitantes) pleitos con otras. En Monte Albán hay piezas donde la cabeza está invertida hacia abajo y eso indica que la ciudad fue conquistada. De Tenochtitlan sabemos que conquistó buena parte de Mesoamérica; se traían, por lo general, al dios detenido, en Tenochtitlan había un templo dedicado a los dioses prisioneros”.
Los dinteles de madera de Tlateloco, que por primera vez se exhiben, son un conjunto de tres piezas que se trabajaron durante años recientes para retirar la humedad. Creados en madera, entre los años 1337 y 1521, estos fueron el adorno de la parte superior de un templo.
Otras de las piezas que por primera vez se exhiben son el panel de K’ An Bahlam, una pieza única en caliza, con escritura maya que registra la muerte del señor Kan Bahlam II de Palenque; también, la máscara de la Reina Roja, hecha en malaquita y concha, que fue descubierta en 1964.
En torno a la exposición habrá un ciclo de conferencias con los curadores de cada una de las ciudades; un ciclo de videos documentales y un catálogo que está por aparecer, con especialistas que escriben sobre la muestra, con fotografías y con planos de las ciudades. La exhibición puede ser apreciada por el público con el mismo boleto de ingreso al Museo de Antropología. Permanecerá hasta agosto próximo.
Eduardo Matos comentó que hay interés por parte de la República Popular China por llevar la muestra a ese país.
Agencia El Universal