‘Siqueiros Paisajista’ muestra faceta poco difundida del gran artista

Un aspecto poco difundido de la producción plástica de David Alfaro Siquieros (Camargo, Chihuahua, 1896- Cuernavaca, Morelos, 1974) es su creación paisajista, la cual desarrolló desde el principio de su carrera y estilo en el que mantuvo su producción independientemente de la situación en la que se encontrara, fuera ésta adversa o no.

La exhibición Siqueiros Paisajista, presentada por el Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Carrillo Gil, a partir de este 12 de mayo, abre un nuevo panorama en la apreciación y conocimiento del artista en el tratamiento del tema del paisaje, a través de la inclusión de 80 obras en diferentes formatos.

La curaduría e investigación de la muestra estuvo a cargo de Itala Schmelz, Alberto Torres, América Juárez y Christopher Fulton. Se trata de la primera exposición que reúne obras paisajistas de más de 20 museos y colecciones privadas de México y Estados Unidos.

En opinión de Itala Schmelz, el conjunto de las obras representa la oportunidad de darle a Siqueiros una dimensión distinta, desligarlo de sus contemporáneos, y comprender mejor la dimensión de su obra, tanto en el aspecto plástico como en lo ideológico.

“La costumbre es asociarlo con el movimiento posrevolucionario del muralismo, pero en esta muestra podemos encontrar imágenes que contienen otro tipo de preocupaciones y reflexiones acerca del tiempo que le tocó vivir, y que se proyectan al futuro, en un prospectiva que lo vuelven universal.

“En España, por ejemplo, Siqueiros anduvo en los campos de batalla de la guerra civil, experiencia que lo marco para siempre y que está presente en su obra paisajista; en las ciudades que pinta hay una mirada al futuro, pues la construye como megalópolis, cuando él vivió en lugares que no poseían ese tamaño”, señaló Itala Schmelz.

“El paisaje para Siqueiros –refirió Schmelz- es la manera en que se relacionó con el mundo, con la naturaleza, por ello podemos encontrar preponderantemente uno de los cinco elementos en su obra: el fuego, que es además un símbolo de la pasión y entrega que tuvo en todos los aspectos de su vida.

“Así, en los paisajes de esta muestra, podemos descubrir incluso su estado de ánimo, si él estaba de buen humor sus colores eran vivos, o bien si el mal humor lo dominaba, entonces hacía unas combinaciones de naranja con morado en los cielos de un paisaje por demás cargado de extremos”.

Mediante el uso de paletas explosivas de color y técnicas experimentales, las imágenes de paisajes están cargadas de emociones de creación y destrucción siempre presentes en el arte de Siqueiros.

Siqueiros Paisajista se complementa con una importante selección de fotografías y documentos que dan cuenta de su importante faceta como paisajista, así como 12 ensayos temáticos, reunidos en un catálogo a la venta. Entre los colaboradores se encuentran: Irene Herner, Esther Acevedo, Manuel Marín, Jorge Reinoso y Laura González.

Siqueiros fotografiaba y coleccionaba fotos, incluso compró varias imágenes aéreas realizadas por la primera Compañía Mexicana de Aerofoto, de ahí su particular perspectiva curvilínea, mejor conocida como paisaje cósmico. Gran parte de su obra refleja lugares específicos y describe la topografía mexicana, pero cuando se encontró preso en Lecumberri, en los años sesenta, tuvo que cerrar los ojos para recordar como era afuera, y creó los paisajes imaginarios más sorprendentes.

En la exposición se recorren raíces arbóreas, ejércitos indígenas, ciudades en llamas, urbes futuristas, progreso y ciencia, desastres y transformaciones industriales.

“Su ideología por ello está vigente –detalló Schmelz-, pues vemos que las imágenes que él imagino ahora conforman nuestra vida cotidiana, de las mega urbes, llenas de tecnología y desigualdad, a los países llenos de caos”.