Slim y López Obrador van contra el gobierno de Peña

Por más irreal y fantasioso que se antoje a primera vista al paso de los días se confirma que el mayor enemigo a enfrentar por el presidente Enrique Peña Nieto en la elección presidencial de 2018, no es sólo Manuel Andrés López Obrador, sino sobre todo Carlos Slim Helú.
No se trata de ninguna manera de una simple elucubración sin fundamento del género periodístico de ficción, sino por el contrario, de elementos de juicio objetivos que fortalecen este escenario político y que explican la génesis de los conflictos de la CNTE en México y Oaxaca.
A propósito de la confrontación de los dinosaurios de las telecomunicaciones, Carlos Slim, Televisa-TV Azteca, con motivo de las Olimpíadas de Río 2016, Ramón Alberto Garza lamenta que frente a todo este juego de intereses, el gobierno mexicano sea un testigo de palo y no una autoridad con capacidad de arbitraje a favor de los televidentes mexicanos.
En su columna Los puntos sobre las íes, Garza señala: Cuestión de buscar quién desató en las redes sociales de este fin de semana una campaña viral para condenar a Televisa y a TV Azteca por no transmitir las Olimpíadas. Como si de ellos fuera la culpa.
El director del portal Reporte Índigo hace una singular revelación en su entrega intitulada Oro y plata para Slim:
La huella de esa viralización se ubica en los mismos grupos que en el 2012 operaron la guerra sucia contra el entonces candidato Enrique Peña Nieto en su campaña presidencial.
No estaría de más que por curiosidad los servicios de inteligencia mexicanos buscaran la mano que mece esa cuna. No es difícil.
Quizás entonces se darían cuenta que a pesar de la famosa reforma antimonopolios, los que todavía los detentan juegan olímpicamente a controlarlo todo.
Y lo hacen con el dinero que, en exceso y por otros servicios, les cobran a sus indefensos consumidores.
No seamos inocentes. Slim no nos está filantrópicamente regalándonos los Juegos Olímpicos en sus redes. Ese es un truco mercadotécnico.
Nos está cargando esos costos en el recibo del celular o en las tarjetas de prepago. Nada para Slim es “gratis”.
Pero Ramón Alberto Garza va más allá al desvelar: “Y el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, al que tanto combate en lo oscurito Ciertobulto, no solo está pasmado, sino transmitiendo en las televisoras del Estado los anuncios del monopolio al que dice combatir.
Y como Carlos Slim Helú no perdona al presidente Enrique Peña Nieto que con la reforma en telecomunicaciones le haya hecho perder, de entrada, 20 mil millones de dórales, más los miles de millones por el cobro de larga distancia por minuto, utiliza sus propios medios para atacarle.
Bajo la firma de Azam Ahmed , Randal C. Archibold y Elisabeth Malkin The New York Times en el que el magnate mexicano es propietario del 30 por ciento de acciones revela en un amplio reportaje: Carlos Slim tiene un nuevo rival: el mismo Estado que le ayudó a crear su fortuna.
No todo marcha bien en el reino de Carlos Slim. Durante más de 25 años, Slim ha dictado los términos de la industria de las telecomunicaciones en México y ha construido un imperio, lo que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos del mundo.
Su fortuna se calcula en 50 mil millones de dólares, una cifra que lo ha puesto en la cima de la lista de multimillonarios de Forbes en más de una ocasión. Sus años de riqueza en México le permitieron expandir sus negocios a lo largo del continente americano con compañías que tocan casi todas las facetas de la vida moderna: telecomunicaciones, bancos, construcción y comercio minorista, entre otros.
Decididos a acabar con su dominio, los líderes de los tres partidos políticos más importantes de México hicieron a un lado sus enemistades en los últimos años y sostuvieron reuniones secretas para socavar el dominio de Slim”.
Ahora, el plan que tramaron para aumentar la competencia en la industria de las telecomunicaciones, convertido en ley hace dos años, está comenzando a tener efectos.

Las ganancias de la principal compañía de Slim, América Móvil, están en un declive pronunciado. Cayeron un 24 por ciento en 2015 y casi un 44 por ciento en el primer semestre de este año. Una métrica cuidadosamente analizada de la rentabilidad en Wall Street también ha caído, y las acciones de la empresa han disminuido en un 39 por ciento desde julio del año pasado.
En su informe trimestral de finales de julio, la compañía reconoció que el aumento de la competencia fue limitando sus ganancias en México. De acuerdo con la nueva ley, la empresa de Slim debe someterse a reglas especiales por ser la empresa de telefonía dominante en el país. No puede cobrar tarifas a sus competidores más pequeños cuando sus usuarios utilicen su red, por ejemplo. Se supone que la compañía debe compartir su infraestructura con los competidores, incluidas las torres para telefonía móvil, por lo que Slim dice que lo obligan a subsidiar a gigantes como AT&T.
Su monopolio era tan hegemónico que le costó a los mexicanos 13 mil millones adicionales al año entre 2005 y 2009, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
(OCDE). Sin embargo, su riqueza, sus ejércitos de abogados y sus vínculos con el gobierno lo mantuvieron un paso por delante de los reguladores, según algunos ex funcionarios.
Pero cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) volvió a la presidencia en 2012, buscó reafirmar su poder en un país donde el Estado —y no las grandes empresas— había sido el rey. Slim le ofrecía una forma de anotarse puntos con la ciudadanía: los mexicanos ya estaban cansados y se quejaban públicamente por lo que calificaban como un servicio caro y a menudo poco fiable.
La reforma de las telecomunicaciones era una parte esencial del impulso del presidente Enrique Peña Nieto para reestructurar la imagen de México y de su partido, que había gobernado el país durante setenta años antes de perder las elecciones por primera vez en el 2000. Peña Nieto prometió un nuevo PRI, uno dedicado a reactivar la economía.
Para lograrlo era indispensable terminar con los monopolios, ahora, Slim enfrenta una competencia real por primera vez, lo que no perdona al presidente Enrique Peña Nieto ni al PAN ni al PRD, cuyos líderes nacionales firmaron el Pacto por México, por lo que utiliza a Manuel Andrés López Obrador en alianza con la CNTE en su contra rumbo a la elección presidencial de 2018.
Aun así, los cambios han hecho poca mella en la porción de mercado que pertenece a Slim, quien retiene casi el 70 por ciento del mercado de telefonía móvil y cerca del 65 por ciento en telefonía fija.

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