Stonehenge…estructura megalítica más famosa del mundo

Cuando oímos la palabra «Stonehenge», acude a nuestra mente la imagen de un círculo pétreo que se alza, solitario, sobre la verde hierba de una llanura en Gran Bretaña. Este venerable monumento es la estructura megalítica más famosa del mundo, pero lo cierto es que sabemos poco sobre quiénes lo levantaron y la función que cumplió.

Situado en la planicie de Salisbury, en el condado de Wiltshire (a unos 130 km al oeste de Londres), se estima que su construcción se desarrolló a lo largo de unas ochenta generaciones, durante unos 1.600 años. El conjunto que hoy vemos en pie está compuesto por un círculo interior con seis grandes bloques de piedra rematados por tres colosales dinteles y por un círculo exterior de diecisiete monolitos con dinteles.

Esto es todo lo que queda de un monumento megalítico que en su día incluyó unos 162 elementos pétreos, y cuya construcción se ha atribuido a romanos, sajones, daneses, el mago Merlín, los druidas y las primeras comunidades agrícolas de Gran Bretaña. La imagen actual no tiene más de medio siglo de antigüedad: se remonta a 1964, cuando las estructuras líticas fueron trasladadas por última vez.

Sólo siete de los 25 soportes (y dos dinteles) que se mantienen en pie permanecen inalterados. Los otros han sido levantados y reparados al menos en una ocasión, y en el siglo XX varios megalitos fueron asentados en hormigón.

Hoy sabemos que Stonehenge surgió a finales del Neolítico, hacia el año 3100 a.C. Durante este período de la historia se produjo el paso de las bandas de nómadas cazadores-recolectores a las sociedades agrícolas, sedentarias y que dependían de cultivos y animales domésticos.

Esa época se asocia con el nacimiento de nuevas prácticas religiosas centradas en monumentos de carácter permanente, hecho relacionado con el asentamiento de las comunidades humanas en un territorio concreto. De estos rituales son testimonio los monumentos megalíticos presentes en Gran Bretaña, Irlanda y la costa atlántica de la Europa continental.

Recientes investigaciones arqueológicas (The Hidden Landscapes Project, de la Universidad de Birmingham, y The Stonehenge Riverside Project, de la Universidad de Sheffield, financiado por National Geographic Society) testimonian que unos mil años antes de la construcción de Stonehenge, la planicie de Salisbury albergaba grandes túmulos con enterramientos colectivos, conocidos como long barrows, «túmulos largos».

En este paisaje ceremonial, los agricultores de finales del Neolítico construyeron un terraplén y un foso circular de unos 110 metros de diámetro. Ésa fue la primera fase de lo que luego se convertiría en Stonehenge.

Le siguió, unos cien años más tarde, una segunda fase con la construcción de estructuras de madera en el interior del terraplén. El monumento que hoy contemplamos corresponde a la tercera fase constructiva, entre 2600 y 1600 a.C., cuando se levantaron los grandes bloques de piedra que le confieren su aspecto singular.

Gigantes de piedra

El nuevo monumento, erigido en el área central del terraplén, era un círculo pétreo con un diámetro de unos 30 metros. Sus constructores emplearon probablemente cuerda y postes de madera para marcar un punto central y la posición de cada megalito alrededor de aquél.

Cuando los grandes bloques de piedra arenisca (sarsen) llegaban a Stonehenge, los canteros les daban el tamaño adecuado y pulían su superficie. Después se levantaba cada monolito en el lugar asignado.

Se ha sugerido que, para ello, primero se cavaba un hoyo con palas de asta de ciervo y de huesos de buey. Este hoyo tenía tres caras verticales y otra inclinada, en rampa, forrada con madera que quizá se impregnaba con grasa animal para facilitar el deslizamiento de las gigantescas piedras.

Una vez el monolito yacía sobre la rampa, se tiraba de él con cuerdas desde el frente a la vez que era empujado por detrás con palancas de madera hasta quedar en pie. Entonces se dejaba transcurrir un año para que estos gigantescos soportes se asentaran.

Un monumento emblemático

Cuando las grandes jambas estaban firmemente asentadas, se colocaban los dinteles. Posiblemente eran trasladados hasta su emplazamiento mediante rodillos, y luego eran izados sobre los bloques de arenisca usando una rampa de tierra o un andamiaje de madera. Pero los dinteles no descansan en las jambas sin más. Para dar estabilidad a su obra, los constructores de Stonehenge emplearon un sistema de caja y espiga que conectaba los soportes y los dinteles.

Además, los extremos de los dinteles poseían alternativamente lengüetas y muescas, de manera que la lengüeta del extremo de un dintel encajaba en la muesca tallada en el extremo del siguiente. Estas técnicas de ensamblaje habrían sido perfeccionadas durante la construcción de anteriores monumentos de madera.

Una vez erigidos los soportes de arenisca se disponían los bloques de basalto azulado (bluestones), proceso que culminaba con la colocación de la«Piedra del Altar» como punto focal del monumento. Finalmente, para identificar el eje principal del solsticio de verano, se debieron de añadir la «Piedra Talón» y la «Piedra del Sacrificio».

El resultado de esta actividad fue un monumento emblemático, formado por cinco partes. En primer lugar, el círculo exterior de 30 metros de diámetro con 30 bloques de piedra arenisca (sarsen) de 4,30 metros de altura hábilmente labrados, coronados por dinteles.

En segundo lugar, las bluestones, dispuestas en un círculo formado por 57 piedras. En tercer lugar, y en medio del círculo, una estructura en forma de herradura compuesta por cinco trilitos de sarsen, que estaba abierta hacia el noreste y contenía en su interior otro óvalo de bluestones. En cuarto lugar, la Piedra del Altar, en el centro del monumento. Por último, la Piedra del Sacrificio y la Piedra Talón, al este del conjunto.

Hacia 1600 a.C. se dieron unos toques finales, cuando se cavó un doble anillo de hoyos (conocidos como hoyos Y y Z) en torno al círculo principal de piedras sarsen. El propósito de estos agujeros era sostener piedras o postes de madera que nunca llegaron a instalarse, y la estructura fue abandonada. De hecho, parece que el conjunto cayó en el olvido, puesto que no hay evidencia de que después de 1500 a.C. se depositaran otros artefactos en Stonehenge, o de que el monumento estuviera en uso.