Mil 250 páginas, distribuidas en dos nuevos tomos, completan la recopilación total de la obra de Francisco Toledo (Juchitán, 1940). La edición, elaborada por el Banco Nacional de México, consuma un corpus monumental, jamás visto para otro artista mexicano, que reúne la vasta labor creativa del oaxaqueño, desde su primera exposición en 1957 hasta su producción más reciente de este año.
Los dos lujosos tomos, reunidos en un caja, se suman a otros dos volúmenes editados el año pasado. La revisión completa suma, así, dos cajas con cuatro tomos que en total abarcan dos mil 380 páginas que, para 2018, buscarán ser traducidas en un guión museográfico que dé coherencia a una gran retrospectiva con toda la labor artística de Toledo, incluida su gráfica, su cerámica, su escultura y sus piezas de diseño.
“Estamos en la consumación de una investigación, del trabajo de muchos años. Ahora pensamos en ampliar estos libros y traducirlos en alguna exposición compartida; todavía hay que trabajar en la definición plena de esta exposición, de este homenaje, que bien se lo merece, y cómo sería. Yo creo que sería una reacción lógica con el trabajo que se ha hecho en todos estos años”, afirma Andrés Albo, director de Compromiso Social Citibanamex.
Albo advierte que la decisión de convertir los libros en una muestra deberá ser plenamente avalada y consensuada con el artista juchiteco. Así se trabajó también la elaboración de los libros, con la coordinación de Juan Coronel Rivera y el equipo de Fomento Cultural Banamex. Pero Toledo se lo toma más a la ligera y comenta: “Estoy cansado de ver Toledos por todos lados”. Por el momento prefiere esperar y dice que no hay prisa, incluso afirma que no ha podido conocer aún los dos últimos tomos que completan la recopilación total de su obra.
El ejecutivo de Citibanamex agrega que la firma financiera cuenta con algunas obras de Toledo en su acervo, pero para lllevar a cabo una exposición tendrán que platicar con diferentes coleccionistas públicos y privados, además de concertar el lugar idóneo para exhibirla. “Primero tenemos que caminar de la mano con el maestro y no quisiera anticipar ninguna información que él no tuviera, tenemos la intención de trabajar con él y en absoluto convencimiento de que todo será junto con el maestro.
“Estamos en pláticas y también con algunos recintos, queremos sumar, con la Secretaría de Cultura, el 95 o 99% de los proyectos de Compromiso Social, son trabajos en equipo. Nosotros tenemos obra de Toledo, pero lo más importante tiene que ser negociado y platicado con distintos coleccionistas, con las autoridades de cultura que también tendrían que participar; el propio maestro fue muy generoso al donar su patrimonio y hay una parte muy importante que está en esa colección”, enfatiza Albo.
El proyecto para dejar lista la obra Francisco Toledo. Obra 1957-2017 requirió por lo menos seis años. “Cándida Fernández (directora de Fomento Cultural Banamex) lleva seis, siete años, trabajando en el proyecto y cuatro o cinco año trabajando con el maestro”, agrega Andrés Albo. En los dos volúmenes que complementan la recopilación total se han sumado textos de Jorge Alberto Manrique, Dore Ashton, Luis Carlos Emmerich, Guillermo Santos, Ernesto Lumbreras y Jaime Moreno Villarreal.
También se ocupan de la obra de Toledo otros especialistas como Alfredo López Austin, María Cristina Torales, Rosa Casanova, Helga Prignitz-Poda y Juan Coronel Rivera, quien aborda su faceta como diseñador. La mayoría de las mil 250 nuevas páginas están conformadas de láminas que reproducen parte del legado artístico del juchiteco, de fotografías que muestran los espacios que su empeño como promotor cultural, ha dejado en Oaxaca.
Una sección del volumen IV le muestra también en diferentes imágenes. Se titula Los fotógrafos de Toledo. Toledo visto por fotógrafos y amigos, en donde aparece el artista retratado por la lente de Graciela Iturbide, Manuel Álvarez Bravo, Trine Ellitsgaard, Roberto Donis, Elisa Ramírez Castañeda, Laureana Toledo y Flor Garduño.
Además de una exhaustiva bibliografía que abarca siete páginas, la obra incluye una detallada cronología que se extiende a largo de 64 páginas que van acompañadas de una galería personal. La primera entrada, fechada en 1940, consigna que Francisco Toledo se considera juchiteco, donde están “sus raíces culturales y afectivas”; sin embargo, su acta de nacimiento consigna que vio la luz en la colonia a Tabacalera de la Ciudad de México.
Registrado como Francisco Benjamín López Toledo, Francisco por el padre y Benjamín como su abuelo paterno, ambos de profesión zapateros, el artista nació a las nueve y media de la noche en el número 21 de la calle José María Iglesias. El acta afirma que fue un 27 de julio, pero Toledo dice que no, que fue el día 17. Hasta en sus orígenes, como dice Juan Coronel Rivera, Toledo está en la sinrazón.
“Toledo, al proponernos una manera de ver las cosas que nos resulta extraña, pero en fondo no del todo ajena, nos pone en el brete de estar frente a la imposibilidad de una comprensión lógica, pero ante una indudable identificación más allá de lo lógico”, escribe el coordinador de esta gran recopilación.
inf./Tiempo Digital/Excélsior