Traje xochimilca muestra historia de la mujer mestiza

México.- El atuendo tradicional de la mujer xochimilca, utilizado en el Altiplano Central, y que ahora sólo se porta en ocasiones especiales como en el certamen de “La Flor más Bella del Ejido” representa el sincretismo entre la cultura prehispánica y española; sus colores dan cuenta de los pasos de la mujer mestiza.

Con una mirada nostálgica, Graciela Denise Alarcón Martínez, ganadora del primer lugar de este concurso durante el ciclo 2011–2012, señala que la vestimenta, guarda el secreto entre madres e hijas y su vínculo con la naturaleza.

La estudiante de Medicina en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) se convirtió durante este año en la promotora de las tradiciones de Xochimilco y el país.

“Más que ganar una corona o una banda, tengo la oportunidad de ser portavoz de la cultura que envuelve todo esto de la Flor más Bella del Ejido, y en sí de todo México; soy una embajadora cultural”.

Esta fiesta, cuya tradición tiene 227 años, se llevará a cabo del 25 de marzo al 1 de abril, en el Centro Histórico de la delegación.

Entre los requisitos están portar el atuendo del Altiplano Central, que consta de huaraches y el chincuete, que es un rectángulo cocido por ambos lados con el que se forman siete tablas y se sostiene con un ceñidor o faja de labor.

Las tablas representan las siete etapas de la vida de la mujer y los dos colores, simbolizan la dualidad. El ceñidor o faja de labor mide aproximadamente tres metros y medio.

“Este era el atuendo que se iba a usar casi durante toda la vida de la mujer, entonces al momento de estar embarazada tenía que ajustarse el atuendo a su cuerpo, y se llama faja de labor porque al no haber médico en esas épocas, las mujeres atándose a un árbol ayudaban a salir al bebé con esta misma”.

Parte del misticismo del atuendo es que debe ser totalmente artesanal y aunque el valor es sentimental, tiene un costo aproximado de entre 6 y 8 mil pesos, indica.

La blusa debe ser bordada en punto de cruz; durante el siglo XIX y parte del XX, las madres enseñaban a las hijas como cocerla, para que el día de su boda la utilizara y se convirtiera en mortaja al final de sus días.

Las trenzas que se enredan con ataderas, en ese tiempo tenían un significado especial, pues dependiendo de cómo las llevaban, indicaban si la mujer era soltera, casada o viuda.

“Las ataderas tienen junto con el ceñidor los 52 símbolos del fuego de nuevo; la corona que se nos da es más como un tributo a la diosa Xochiquetzali”.

El reboso, agrega, tiene “mucha” historia, pues se ha comprobado que es de origen prehispánico y es considerado un manto de identidad y extensión del cuerpo de la mujer.

“Todo el traje es hecho a mano, la blusa mi mamá me la hizo y es realmente bonito, porque conmigo se logró eso, mi mamá me enseño a bordar y es lo que se hacía antes, este lazo que se crea entre madre e hija o entre abuela y nieta es inquebrantable”, platica.

Agencia El Universal