
San Raymundo Jalpan, Oax.- El llamado «encuentro de dos mundos», que aritméticamente se produjo el 12 de octubre de 1492, con la llegada del genovés Cristóbal Colón, bajo los auspicios del reinado español, a una de las islas del continente ahora conocido como América, resulta una fecha que debe ser motivo de reflexión del Estado Mexicano, dijo el diputado Max Vargas Betanzos, integrante de la Comisión Permanente de Derechos Humanos de la LXI Legislatura del Estado..
Agregó que a partir de esa fecha se inicia el contacto entre Europa y América, modificando drásticamente las vidas de los primeros pobladores de América con la conversión obligada de su cultura, su religión, sus costumbres, su gobierno y su libertad, incluso hasta su exterminio.
Por el lado de los europeos, su transformación fue a su favor pues saquearon los recursos naturales, las riquezas minerales, explotaron a los aborígenes y sustrajeron objetos de culto y símbolos de los naturales. Aceptemos esa fecha como un encuentro que da origen a una nueva identidad y cuyo encuentro permitió que América recibiera un gran legado cultural, de adelantos y de expresiones artísticas no sólo occidentales sino también orientales.
Sin embargo, el parlamentario oaxaqueño, mostró su desacuerdo con las condiciones de desigualdad, inequidad, racismo y xenofobia, que aún se siguen manifestando de una manera tan cruel y negativa, pues esa nueva identidad, para muchos mexicanos, ha consistido en perjuicios y degradaciones que envilecen al gobierno como a la sociedad dominante.
Recordemos, dijo, que la denominación fue creada por el ex-ministro Faustino Rodríguez-San Pedro -de Gijón, España, como Presidente de la Unión Ibero-Americana que en 1913, quien pensó en una celebración que uniese a España y América, por lo que la mayoría de los países hispanoamericanos dio el nombre de Día de la Raza a esa conmemoración.
En el caso particular de México, Vargas Betanzos, expuso que oficialmente desde 1928 está fijada en el calendario cívico escolar, por iniciativa de José Vasconcelos, en alusión a lo que él llamaba la raza iberoamericana, con un significado de mestizaje y sincretismo o unión cultural.
«La institucionalización del Día de la Raza ha significado para varios países para unir aquellos pueblos o países que tienen en común la lengua, el origen o la religión, por lo que debemos de considerar esta fecha como ocasión para detenernos a pensar y ver que las naciones latinoamericanas deben ser plurales en lo cultural, lo étnico y lo racial.
Debemos, insistió, de diferenciarnos de quienes en el pasado y en el presente nos han explotado, colonizado y subyugado. No podemos ver al 12 de octubre como algo inamovible e incuestionable, es una fecha para tomar conciencia de nuestra identidad como oaxaqueños, como mexicanos y como latinoamericanos.
En México, hemos tenido la noción de raza como clasificación de los grupos humanos que integran la sociedad mexicana, por lo que se habla de raza blanca, raza mixta o mezclada y raza india, sin importar lo que dice la Constitución Federal o la del Estado; para el caso de los indios siempre ha sido utilizada de manera peyorativa fijando de antemano sus limitaciones y vicios, ubicándolos, lamentablemente, en el nivel más bajo de desarrollo. Y en cierta forma, esto último es verdad, ya que la mayoría de la población indígena del país se encuentra en condiciones de pobreza cuando no en extrema pobreza.
Pero esto no es responsabilidad de los mismos, sino de quienes han estado en el poder y lo han ejercido de una manera comercial con sentido económico preponderantemente y no han hecho uso del poder con sentido humanista. «Desde la llegada de Colón hasta la fecha los indígenas latinoamericanos han resistido un sinnúmero de embates para despojarlos de sus tierras, explotarlos y eliminarlos, es tiempo, concluyó, de que se le reivindiquen sus derechos modificando la política para construir una nación de naciones pero en condiciones similares de vida y de posibilidades».