Al finalizar el periodo de sesiones del Congreso, el diputado Porfirio Muñoz Ledo (PT), quien fue el primer presidente del Poder Legislativo bajo control de la oposición, en 1997, exige que las cámaras federales asuman su papel como poder del Estado.
Urge, expone, porque ya es muy corto el tiempo por transcurrir, sólo 18 meses, para la elección presidencial, y cada vez se acentúan la violencia criminal y las disputas por el poder político, en los cuales los gobernadores son protagonistas destacados. Ello, advierte, puede ocasionar un proceso de sucesión muy dramático, en 2012.
En entrevista en su oficina, el legislador petista Porfirio Muñoz Ledo afirma que son preocupaciones latentes, desde ahora, el que ocurran atentados en las campañas presidenciales de 2012, así como que los procesos sean infiltrados por los intereses del narcotráfico.
Exhorta a la clase política:
“Desperdiciamos 2010, para realizar la reforma del Estado; apostemos al 2011, con la transformación del sistema político presidencial, por uno parlamentario, de formación de gobiernos de mayoría, en el que el Congreso legisle y sea el centro del debate político”.
—¿Qué puede pasar sin cambios en la forma en que se ejerce el poder público?
—Preveo la militarización del país, escenarios de violencia, tendencia a un golpe de Estado —responde el legislador.
Porfirio Muñoz Ledo analiza la dinámica con que se toman las decisiones en San Lázaro, acusa fallas, que explican la ausencia de las reformas importantes para el país.
“Hay un monopolio de las decisiones en la Junta de Coordinación Política, un mando que se superpone al pleno”.
Explica que la Mesa Directiva de la Cámara baja es la que debe dirigir la sesión plenaria, donde se legisla en definitiva.
“El proceso de la asamblea, corresponde a la Mesa Directiva, pero las funciones se duplican, en la Jucopo, que sólo debería de ocuparse en dar profesionalismo y equilibrio de este órgano del Congreso.
Otras fallas:
“La Cámara de Diputados está viciada por exceso de peso en las decisiones, de parte de los gobernadores”.
Muñoz Ledo se pronuncia por eliminar las comunicaciones llamadas “puntos de acuerdo”, de los diputados, dirigidos usualmente al Ejecutivo y sus dependencias, que carecen de obligatoriedad alguna.
“Los puntos de acuerdo son el desahogo de los diputados, sin consecuencia alguna.
“Sinembargo, el tiempo consumido en abordar asuntos que no tendrán efectos, quita oportunidades de abordar temas centrales”, expone.
Más todavía, dice:
“No se toman en cuenta las iniciativas de las fuerzas de minoría, se las hace a un lado, no se dictaminan. Con ello se niega el carácter democrático del Congreso de la Unión”.
Como ejemplo de ello, Muñoz Ledo refiere el destino a la nada que han tenido, explica, sus iniciativas de reformas constitucionales, en materia de Derechos Humanos y de Radio y Televisión, cuando “son materias esenciales para el país”.
Con esa forma de operar, el Congreso de la Unión genera reformas importantes, sólo de manera esporádica, como la que impide el veto de bolsillo del Ejecutivo y la que obliga a la educación media superior.
“Por eso digo que esta es una Cámara de Diputados de chisguete, a la que se acumulan los temas pendientes”.
Resume su diagnóstico:
“En San Lázaro todo es mercadeo parlamentario. Como no tengo nada que dar a cambio, mis iniciativas no pasan”.
La vida puede ser distinta, y aclara el petista:
“La única forma de superar la patología política de México es cambiar al un régimen parlamentario, que tenga el mecanismo de las alianzas para integrar mayorías”.
El diputado Porfirio Muñoz Ledo es impulsor de la reforma del Estado, un nuevo sistema político, que entre otras funciones, pueda formar mayorías para gobernar.
“Lo que hoy tiene el país es un gobierno de ridícula minoría”.
Advierte que el Ejecutivo federal depende del apoyo que le concede el PRI, como fuerza política relevante.
“Pero a su vez, el PRI no usa su mayoría, y en esas condiciones muchos problemas de agravan e, incluso colocan al país en una situación vulnerable, frente a los intereses de Estados Unidos”, concluye.
Agencia El Universal