Como uno de los autores que resignificó la llegada del español de nuestro continente a la literatura latinoamericana y universal, definió Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta al escritor Mario Vargas Llosa, quien presentó la noche del jueves 28 de noviembre en la Biblioteca de México José Vasconcelos, su más reciente novela El héroe discreto.
«Le damos nuevamente la bienvenida a Mario Vargas Llosa y al mundo extraordinario de su narrativa, concretamente El héroe discreto, de la que me confieso admirador y de la que tuve el privilegio de contarme entre sus primeros lectores», afirmó el presidente del Conaculta, quien agregó que el legado de Mario Vargas Llosa y los integrantes del boom latinoamericano es equivalente a lo que hicieron los autores rusos en su tiempo.
«Los escritores del boom latinoamericano impulsaron la entrada del español por las puertas grandes del siglo XX, algo parecido a lo que hicieron en el siglo XIX autores como Tolstoi, Dostoyevski, Turgeniev o Gogol con el ruso en las letras universales. El movimiento de autores latinoamericanos, del que Mario Vargas Llosa con sus novelas, ensayos, como pensador y defensor de las causas de la libertad es una figura fundamental, es el que ha permitido que el español sea una parte tan importante de la literatura universal», expresó Rafael Tovar y de Teresa.
Ante cientos de admiradores de su obra reunidos en el Patio de los Escritores de la Biblioteca de México, Mario Vargas Llosa dijo que El héroe discreto es una historia que se ocupa de esos hombres anónimos que se oponen a las injusticias, pero al mismo tiempo se conecta con su visión de la tierra que lo vio crecer en la niñez y adolescencia, Piura, al norte de Perú, un tratado, dijo, sobre la valentía, la existencia y el cambio en un Perú muy diferente al del pasado.
El célebre autor ganador del Premio Nobel de Literatura, estuvo acompañado por el periodista y ex director del diario El País, Juan Cruz y el escritor y académico peruano Miguel Oviedo.
Mario Vargas Llosa afirmó que más allá de las novelas hay un melodrama que no es artístico pero que forma parte de la vida humana y aseguró que América Latina es más melodramática que dramática.
«Nuestra manera de amar, nuestra manera de odiar, las letras de las canciones que nos gustan, las películas, reflejan ese sentir de nuestros pueblos y que está siempre cerca de lo melodramático, un tipo de cultura que seguimos produciendo y que expresa lo que somos».
Confesó que a él lo marcó mucho el cine mexicano que se veía en Perú en los años cuarenta y cincuenta, y que en su melodrama truculento se emparentaba también con el romanticismo, y por ello, confesó, esa influencia sigue estando presente en su obra.
«La historia de El héroe discreto surgió cuando escuche por la radio que un empresario se negaba públicamente a ceder ante la mafia local de su ciudad por pagar las extorsiones que le reclamaban. Me impresionó el valor de ese hombre y fue a partir de ahí que decidí comenzar esta historia».
Confesó que cuando tenía el esquema de la novela sintió la necesidad de incorporar otra historia, algo que le ha ocurrido otras veces en el pasado y con lo que intenta crear un contexto más amplio para narrar una historia.
«De esa forma tuve también, al final, el contraste de dos empresarios, uno humilde y provinciano, hijo de un analfabeta, y otro que vive en la ciudad y se maneja de forma muy cosmopolita. No sabía que con esto estaba trazando un cuadro bastante cercano a lo que es hoy la sociedad peruana», relató Mario Vargas Llosa.
Explicó que en la sicología de su personaje central, el pagar un dinero mensual a unos gánster significa no sólo una merma económica sino un golpe a su dignidad, y por ello aseguró el escritor estar convencido de que en el mundo actual hay héroes anónimos que significan la reserva moral de una sociedad y hacen que la barbarie y la injusticia vaya retrocediendo.
«Se ha dicho que en mis novelas anteriores mi visión del Perú era mucho más pesimista, en tanto que en esta novela es mucho menos negra y hasta optimista. Yo creo que no pensaba en ello al escribir, pero creo que eso podría deberse a que hoy tengo una visión del Perú mucho más positiva que antes, hay problemas que son enormes pero que se empiezan a resolver, existen hoy en el Perú unos consensos muy amplios en favor de la democracia y las diferencias irreconciliables comienzan a resolverse», consideró el Premio Nobel de Literatura 2010.
Dijo que estas transformaciones sociales han permitido también el crecimiento en su país de origen de una clase media que va abriéndose camino aún con la desigualdad de oportunidades y las diferencias.
«El Perú ha cambiado y a veces hasta me hace sentir que ese túnel en el que siempre estuvo inmerso tiene una salida y todo ello sin duda ha permeado mi escritura de El héroe discreto».
Comentó que para los novelistas hay una parte de sus historias que surge e irrumpe de un lugar misterioso y que a menudo aporta una de las mayores riquezas a la historia que se cuenta.
«En este sentido me siento identificado con el personaje de don Rigoberto con su visión de la cultura, aunque él tiene la inclinación a refugiarse en la soledad, algo que a mí no me atrae, pero hay preocupaciones que comparto también con mis personajes, como la sensación de absurdo de que después de esta vida no haya nada, que desaparecemos y desaparece todo. Yo sigo siendo una persona calificada como no creyente, pero también creo que hay algo más, algo que está fuera de mi conocimiento, estoy llegando a una edad en que ésta es una preocupación absolutamente natural».
Recordó aquella metáfora que afirma que el erizo sabe una sola cosa, mientras que los zorros saben de muchas cosas, por eso aunque sean incompatibles y aunque estén carcomidos por las dudas los zorros tienden a ser más democráticos y conectados con los demás.
«Yo creo que me identifico con los zorros y por ello a menudo cambio de género literario, porque me resulta algo refrescante pasar de la novela, al ensayo, a la obra de teatro, de hecho cuando se me ocurren historias cada una viene con su género en el pecho, claramente me dicen lo que serán».
Confesó también que afortunadamente nunca ha sufrido de la enfermedad más peligrosa del escritor que es el desánimo y la parálisis, por ello siempre tiene muchos proyectos pendientes.
«Uno escribe no solamente con la razón sino con los instintos, las intuiciones, las fantasías y la imaginación, a veces los planes se transforman en algo distinto y toman una orientación distinta, incluso los personajes toman iniciativas que a uno lo sorprenden y eso es lo más misterioso, uno como escritor piensa que esa libertad del personaje es algo que debe respetar».
Finalmente Mario Vargas Llosa recordó que cuando comenzaba a escribir tenía la ilusión de viajar a París, como si respirar el aire de esa urbe fuera a tener un influjo mágico en su ser y en su obra.
«Lo curioso es que cuando llegué a Europa descubrí por primera vez que era latinoamericano. En el Perú de los años cincuenta con lo aislado que estaba el país nunca me había considerado así, y fue ahí donde encontré a otros escritores latinoamericanos así como mi identidad».
«Hoy el mito de París desapareció -agregó- y no ha surgido su equivalente, la felicidad no existe sino momentáneamente, por eso la buscamos con tanta avidez, la mayor parte de la vida es una rutina a la que no podemos renunciar, pero esa rutina de pronto se interrumpe cuando nos enamoramos, cuando encontramos la amistad, cuando leemos un libro, una canción. La felicidad es pasajera y por ello está colmada de riqueza».
Juan Cruz, periodista y ex director del diario El País, dijo que hay un misterio que sólo Vargas Llosa puede explicar en su literatura al recorrer campos completamente distintos y registros que en sus libros se nos hacen presentes de forma completamente inusitada.
«En esta novela El héroe discreto, cuando los personajes se alivian de lo que acontece en sus vidas deciden irse a París, algo que al propio Vargas Llosa le ocurrió en la vida real, como si la ciudad de las luces fuera una metáfora de la felicidad, por ello en esta novela hay mucho de Vargas Llosa en el sentir de sus personajes».
Miguel Oviedo confesó que cuando leyó El héroe discreto tuvo sentimientos encontrados, pues deseaba que se acabara pronto para conocer lo que ocurriría a los personajes y al mismo tiempo quería que no se acabara nunca.
«Esta novela es otra de las grandes aportaciones de Mario Vargas Llosa a la literatura universal, mostrándonos la manera como sigue ligado literariamente al melodrama, desde que en la niñez leía a Alejandro Dumas».
Aseguró que Mario Vargas Llosa utiliza el melodrama de forma consciente para introducir al lector en los rincones más profundos del alma humana, y eso se ve también en este libro con cuestiones que parecerían más cercanas a la espiritualidad.
«En cierta manera nos damos cuenta de que las cuestiones que defiende don Rigoberto son también las cuestiones que defiende el autor como ensayista y autor. También siempre están presentes en sus historias la relación paterno-filial que ya ha plasmado en otras obras. Uno se encuentra en sus libros un espejo, y aunque en principio fue un espejo del autor, ahí nos reflejamos todos como lectores», señaló Miguel Oviedo