Vox populi, vox Dei; en apoyo al paro comercial

Con visión y sensibilidad de estadista mucho bien haría a la salud de la República que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto escuchara el hartazgo de la mayoría del pueblo oaxaqueño, dedicado al trabajo y a crear riqueza con la que se pagan los impuestos.
No es prudente a los gobiernos oponerse a la opinión y actitud generalizada de la mayoría de la población, no sólo porque se considera que la voz del pueblo, es la voz de Dios, sino por su fuerza irresistible, además que representan una enorme rentabilidad político-electoral.
El presidente Enrique Peña Nieto no debe olvidar que el próximo año habrá elecciones en el Estado de México en el que viven y votan cerca de un millón de oaxaqueños y en 2018 se dará la madre de todas las batallas electorales, y el hartazgo se traduce en votos de castigo.
Nicolás Maquiavelo, en el capítulo LVIII del Discurso sobre Tito Livio, La multitud es más sabia y constante que el príncipe, argumenta, apoyándose en el proverbio en cuestión:»Vemos a la opinión pública pronosticar los acontecimientos de una manera tan maravillosa, que se diría que el pueblo está dotado de la facultad oculta de prever los buenos y los malos”.
Damos paso, pues, a la voz del pueblo, a través de la respuesta que amablemente nos hiciera llegar Isabellemexico, a la carta de Alfredo Harp Helú exhortando a los empresarios y comerciantes oaxaqueños a no bajar la cortina y a mantenerla arriba.
“Don Alfredo Harp Helú: Dice usted (y dice bien) que TODOS somos pueblo (mexicanos le llamaré yo). Y sí, lo que pasa es que para este gobierno (y cada vez más para algunas ONG’s dizque defensoras de los derechos humanos) pareciera que unos somos más mexicanos que otros”.
“Y no me refiero sólo a los mexicanos que, como usted, tienen la vida económica resuelta. No, no me mal interprete, no lo critico, ni a usted ni a todos los mexicanos que, desde su condición privilegiada (sí, lo sé, privilegiada porque se lo han ganado)”.
“Le decía que no me refiero a esa “clase privilegiada” económicamente, sino a una nueva clase de privilegios que parece surgir desde la ilegalidad. Sí don Alfredo, me refiero a grupos como la CNTE que pueden pasarse las leyes por el arco del triunfo”.
“Me refiero al privilegio del que gozan desde su careta de “luchadores” al poder pasar por encima de todos los demás a quienes usted, atinadamente llama “mexicanos” igual que todos pero que en la realidad no lo somos”.
“¿Y sabe por qué no lo somos? Porque nosotros, como bien dijo usted, lo que queremos es SACAR ADELANTE A NUESTRO PAIS, a nuestros hijos, a nuestros negocios, esos negocios que no son del tamaño de Banamex o de Sport City pero que, sin embargo, han sacado adelante a nuestras familias, a nuestros empleados, a nuestra patria”.
“Hoy esos negocios se encuentran dañados, se encuentran saqueados, se encuentran rotos y algunos de ellos de plano en quiebra, gracias a la CNTE y a la tibieza del gobierno”.
“No, don Alfredo, no me diga que todos los mexicanos son iguales, habemos mexicanos a los que el gobierno permite todo, a veces por poder económico, a veces por poder físico y el poder de amedrentar y habemos mexicanos que sí, que salimos a luchar diariamente y lo que encontramos es un gobierno omiso, un gobierno “blandengue”, un gobierno que está permitiendo que cientos, que miles de negocios levantados con el sudor de mexicanos trabajadores y que cumplen con todas las de la ley se vean destruidos porque el gobierno considera que la ley debe aplicarse a contentillo”.
“La mayoría de negocios de ésos mexicanos a quienes usted considera “iguales” no contamos con seguros que nos protejan contra las acciones vandálicas de la CNTE”.
“No don Alfredo, no todos los mexicanos somos iguales, aunque muchos (usted entre ellos) luchemos por serlo”.
“No lo seremos mientras el gobierno siga pensando que habemos mexicanos de primera y mexicanos de segunda, no lo seremos mientras haya grupos que crean que sus privilegios pueden estar por encima de la ley (y mientras el gobierno se los permita), no lo seremos mientras algunos sigan manejando el discurso de “ustedes los pobres y buenos, nosotros los ricos y malos”, no lo seremos mientras el mexicano promedio no deje de ver al patrón como alguien a quien odiar y el patrón no deje de ver al empleado como alguien a quien explotar, no lo seremos mientras no aceptemos que, efectivamente, como usted dice, TODOS SOMOS MEXICANOS y todos debemos respetar la ley y a nuestro prójimo”.
“Sueño, como usted con ése México. No sé si llegaremos a verlo pero sé que tanto usted como yo, independientemente de nuestro origen amamos a éste país y haremos todo por él.
Reciba usted un salud y sigamos en la lucha, cada quien desde su trinchera, cada uno desde sitio, luchando porque el Estado de Derechos que nos dimos y por el que formamos una sociedad sea respetado por todos”.
Otra respuesta a la carta de Alfredo Harp Helú es la de María Isabel Ramírez: “Respetable señor Harp: De la manera más respetuosa me dirijo a usted para comentarle que yo también me siento muy dolida por lo que está pasando en nuestro bello estado, qué más quisiéramos resolverlo. Concuerdo con usted en que la solución es y debiera ser ponernos todos de acuerdo, gobierno, maestros, sociedad, pero esto sólo puede ser posible si los dirigentes magisteriales y quienes tienen sus intereses económicos, que son bastante abundantes, renunciaran a ellos y se pusieran a trabajar para ganarse el sustento como lo hace cualquier buen ciudadano”.
“Desde luego que a nosotros nos duele bajar la cortina, porque lo que queremos es trabajar, pero no sé si usted sepa que la hemos tenido levantada durante todos estos 80 días, y que cada semana, quincena, mes, hemos tenido que estar contando peso por peso para poder pagar nómina, seguro social de nuestros colaboradores, luz, agua, internet, etcétera, que tenemos financiamientos que no hemos podido pagar. Nuestros clientes no llegan, pues llegar a Oaxaca representa un gran viacrucis, de cuotas aparte, de llegar por caminos de terracería, de hacer horas para los traslados. A nosotros, también nos duele como sociedad civil, qué le estamos heredando a nuestros hijos? Estimado señor, la ley es para todos, no sólo para algunos, no se puede ejercer un derecho pisoteando el del otro, para eso existen las instituciones, para hacer valer el Estado de derecho, nadie puede vulnerar ni transgredir los derechos de los demás sin recibir un castigo, no podemos permitir los vacíos de autoridad, de hacerlo, todos los mexicanos, oaxaqueños, todos, estaríamos en manos de quien todo lo quiere para sí sin importarle el otro”.
“Muy certera la declaración del presidente del SAT, si el empresario no cumple tendrá consecuencias, porque efectivamente así lo dice la ley ¿Y si los maestros no cumplen? ¿Y si la CNTE no cumple? ¿Y si el gobierno no cumple? «Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la Paz».
Con justa razón, otro oaxaqueño hace un llamado a la conciencia de la población en general: “¡Paremos Oaxaca para poder levantarla! La situación en la ciudad nos afecta a todos y todos podemos apoyar aunque no seamos comerciantes o miembros de alguna organización convocante”.
“Tu colaboración para que Oaxaca sea atendido es muy importante. Puedes comprar lo que necesites (víveres, gasolina, ropa, etcétera) antes que inicie el paro o cuando este termine. No premie a los no solidarios que abrirán sus negocios durante el paro”.
“Circula por la ciudad sólo si es una urgencia. No concurras a restaurantes, cines o diversiones mientras dure el paro. Si tú o los miembros de tu familia toman una clase (ejercicio, idiomas, cocina, etcétera) no asistan durante el paro y si puedes avisa por qué no asistirán”.
“Si tienes alguna cita con un profesionista (exceptuando urgencias médicas) como abogados, dentistas, peluqueros, notario, cámbiala para después del paro. No asistas a museos, conferencias, exposiciones o actividades culturales o deportivas”.
“Si tienes proveedores de bienes o servicios no los atiendas durante el paro. Recuerda que un sector importante de la ciudad no está de acuerdo con el paro y tratarán de demostrar que fue un fracaso y sólo un puñado de «millonarios» pide cese al bloqueo de carreteras y toma del zócalo”.
“Con estas y otras acciones que seguramente se te ocurrirán, demostremos Unidos que somos muchos los que deseamos y necesitamos trabajar y vivir en paz. Paremos Oaxaca para poder levantarla”. Habló el pueblo, falta que hable el gobierno de Enrique Peña Nieto.

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