En la inauguración del XII Coloquio de Africanías, María Elisa Velázquez , investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó la imagen del antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán (1908-1996) como un clásico de la antropología nacional, cuyas aportaciones sobre los estudios de las poblaciones indígenas fueron determinantes, así como por sus contribuciones pioneras sobre la presencia de afrodescendientes en México.
Este encuentro en torno a la herencia africana en la cultura mexicana está dedicado a conmemorar los 70 años de la publicación del libro La población negra en México, de Aguirre Beltrán, volumen icónico en la investigación sobre la presencia africana y afrodescendiente en el país.
En el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún del Museo Nacional de Antropología, sede de la XXVIII Feria Internacional de Libro de Antropología e Historia (FILAH), la también vicepresidenta del Fondo Internacional de Promoción de la Cultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), subrayó que Aguirre Beltrán perteneció a la generación de antropólogos de la posrevolución, preocupados por el nacionalismo y diseño de políticas indigenistas, a partir de estrategias de Estado basadas en investigaciones sociales.
Al hablar de la trayectoria del investigador veracruzano, quien fue médico cirujano y, posteriormente, doctor en antropología por la Universidad de Northwestern, en Evanston (Illinois), Velázquez expuso que su obra se caracterizó por su interés en los trabajos etnohistóricos, para conocer y entender las problemáticas contemporáneas de las poblaciones indígenas y afrodescendientes.
En referencia al texto mencionado, la profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), cuya línea de investigación es la presencia de africanos y afrodescendientes en México, comentó que el volumen, publicado en 1946, es una obra contundente para la compresión de un México mucho más diverso y complejo del que se pensaba.
“Pese a que no tuvo el impacto que se hubiera pensado en la época, el libro representa un paradigma para los estudios posteriores sobre la participación de miles de mujeres, hombres y niños, que arribaron de manera forzada durante el periodo virreinal a México, cuyas investigaciones se empezaron a desarrollar de manera significativa a partir de la década de los años ochenta”, afirmó.
Carlos Ruiz, etnomusicólogo e investigador del INAH, recordó que en 1949, durante el IX Congreso Mexicano de Historia, celebrado en Chilpancingo, Guerrero, Aguirre Beltrán destacó el aporte africano en la música mexicana, polemizando con figuras centrales de la investigación folclórica en México, como Gerónimo Baqueiro Fóster y Vicente Teódulo Mendoza.
Gonzalo Aguirre Beltrán, apuntó, en su obra hace énfasis en que la historia de las culturas afroamericanas en este hemisferio se sustenta en diversos encuentros culturales diferentes. Con su trabajo, en términos de la procedencia étnica, muestra que las formas de la trata y del ingreso de esclavos a América fueron muy distintas.
María Camila Díaz, profesora de historia y etnohistoria por la ENAH, expuso el capítulo “La integración del negro”, que reflexiona sobre qué sucedió con la población afrodescendiente en México en el siglo XIX, sección que se incluyó en la citada obra hasta la última edición del volumen en 1972.
Uno de los aportes que la obra de Aguirre Beltrán hace al estudio de la historia sobre los afrodescendientes en el siglo XIX, es el relativo al cruce de la línea de color que a pesar de que en la sociedad virreinal había una legislación que regulaba a los habitantes en castas, a finales del siglo XVII y en el XVIII, principalmente, la población logró registrarse de otra manera (con otras castas) para adquirir mejores condiciones de vida y ciertos beneficios.
“Fue uno de los pioneros en hablar del caso de José María Morelos y Pavón y de su presunta afrodescendencia, que utiliza para ilustrar la idea del cruce de la línea de color. Morelos es registrado como español, pero historiadores del siglo XIX, como Lucas Alamán, recuerdan su origen de mulato pardo”, expuso.
Durante la celebración del XII Coloquio de Africanías fueron presentadas diversas publicaciones, como La presencia de la música africana en Guerrero, de Carlos Ruiz, que aborda las diversas manifestaciones musicales que ésta ha legado a las músicas del país.
Cuenta con textos de Alejandra Cárdenas, quien estudia la presencia africana en México; Rafael Ruiz expone la presencia musical africana en el país. Por su parte, Arturo Chamorro narra la relación entre cuerpo, música y corporalidad, y Alejandro Martínez de la Rosa indaga en la literatura y la lírica.
Jorge Amós relata cómo un tambor era elemento de estatus para los africanos en la milicia del siglo XVII o XVIII, en una parte de Guerrero cercana a Michoacán.
Mujeres africanas y afrodescendientes: experiencias de esclavitud y libertad de América Latina y África (siglos XVI-XIX), coordinado por María Elisa Velázquez y Carolina González, así como Familia, infancia y migración: un análisis antropológico en la Costa Chica de Oaxaca, de Citlali Quecha, fueron los otros dos libro presentados.