La imponente muralla de los Alpes Julianos traza la frontera natural entre el noroeste de Eslovenia y sus vecinas Austria e Italia. Esta región alpina ofrece la posibilidad de bañarse en un río de aguas esmeralda, esquiar entre los tres países o subir al pico Triglav, cuya cresta decora la bandera de este país centroeuropeo, que acaba de cumplir 21 años desde su independencia de la antigua Yugoslavia.
El lago Bled, a 45 kilómetros de Ljubljana, la capital, es el lugar perfecto para iniciar esta ruta. En el centro del lago emerge la única isla de Eslovenia, en la que se alza la iglesia de la Asunción. Este templo del siglo XV fue durante siglos un destacado lugar de peregrinaje y hoy, con el castillo medieval tras ella y los Alpes Julianos de fondo, se ha convertido en el emblema turístico del país.
Bled es la puerta a los Alpes Julianos, cuyo mayor tesoro es el Parque Nacional de Triglav que, declarado en 1924, es el mayor espacio protegido de Eslovenia (84.805 Ha). En Bled arranca la carretera que bordea la reserva por el norte y que, tras 85 kilómetros, enlaza con el pueblo de Bovec, el acceso oeste al parque.